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Qué hacer cuando los hijos se pelean por los juguetes

Qué hacer cuando los hijos se pelean por los juguetes

Cuando los primos se pelean, es fácil porque salimos indefensa de nuestro crío sin dudarlo. Peeeero, cuando se trata de nuestros hijos, los dos (o tres, o cuatro) son nuestros, los amamos a todos… nos sentimos en una encrucijada.

Honestamente no sabemos qué hacer.

Algo importante es, como siempre, prevenir. Asegúrate que estén bien hidratados, sanamente alimentados, y si son Altamente Sensibles, bien descansados. Con su Taza de la Tolerancia en niveles óptimos.

Algo que debemos entender es que para los adultos unas cosas significan algo… pero para los niños significan otra cosa completamente diferente. Un ejemplo, para los adultos el arrebatar es algo verdaderamente horrible y grosero. Para los niños pequeños, es parte del juego. Para los niños más grandes puede significar, “te ayudo” o “yo sé la respuesta”. Entonces, antes de llegar a conclusiones de lo que deben o no deben de hacer, es importante, cambiar nuestra perspectiva a una más amplia.

A ese hermanito pequeño que tanto nos preocupa defender y proteger, no te estreses tanto, luego son los más aguerridos, justamente porque aprenden a establecer límites con el grande que se quiere pasar de listo, quienes, después llegan llorando, “¡Mamaaaaa Mateo me pegó!”, “Pues sí, entiendo que te duela, al mismo tiempo, quiero que recuerdes que tú le pegaste primero.”

Aquí hay una lista de 7 herramientas efectivas para desactivar la bomba:

1) Que no comparta si no quiere

Para los niños, sobre todo sus juguetes favoritos, los sienten como una extensión de su cuerpo.

Es importante darles la autorización de no prestar si no quieren. Es muy importante que sepan decir que “no” y que sepan que su “no” es totalmente válido y hay que respetarlo.

¿Porqué? Porque, en unos años, queremos que ella sepa decirle “¡NO!” al novio con esa misma determinación que solía tener a los 2 añitos… ¿si o no?

2) Todos los juguetes son de todos

Es cierto que los abuelos le regalan muñecas a la niña y carritos al niño y que suele haber una diferencia entre “lo tuyo y lo mío”, pero si queremos que haya menos pleitos, es una buena idea establecer que “una vez adentro, todos los juguetes son de todos…de mamá, de papá, del hermano, del perro… DE TODOS.”

Esto también sirve para evitar temas de sexismo, que si los niños quieren jugar con muñecas, puedan. Y si las niñas quieren jugar con carritos, puedan. Una vez me contaron de una nena que ponía los carritos de su hermano a dormir, los ponía en su camita, con su colchita y les daba el besito de las buenas noches. Hermoso, ¿verdad?

3) Sportscasting

Este concepto de Janet Lansbury es muy extraño, pero sí funciona. La idea es narrar las acciones de los niños como si estuvieras narrando un partido de football. “Julieta tiene el carrito, Mateo lo tomó de sus manos, a Julieta no le encantó la idea, Julieta realmente quiere el carro de vuelta…” Sin juzgar, ni apoyar, ni criticar. Palabras totalmente neutrales que narren objetivamente, lo que esta sucediendo.

Tu suegra te va a voltear a ver como si fueras realmente una loca, pero… ignórala. De verdad que funciona. ¿Porqué? Al narrar lo que esta sucediendo estás conectando el cerebro superior de los niños y esto evita que la amygdala entre en posesión del Modo Sobrevivencia, es decir, es una manera muy efectiva de deshabilitar la bomba.

4) Juego

Otra manera súper efectiva de deshabilitar la bomba es a través del juego. Tu papel es de alguien muy juguetón y torpe al mismo tiempo. “¡Hey tu! Godzila, ¡métete con alguien de tu tamaño! ¡Yo soy enoooorrrme y fuertísimooooo!” La provocas de manera que ve a que es un juego y para que salga corriendo atrás de ti, “¡Ay no, me equivoqué! ¡Tú eres muy rápida! ¡Tú eres muy fuerte!”

Si te fijas, ya dejó al hermano menor en santa paz.

5) Alaba cuando sean amables con su hermano

Así obtendrán una guía de lo que es adecuado.

Y ganarán más atención haciendo lo bueno –el objetivo es que dejen de hacer lo malo. Nutrir lo malo, hace crecer lo malo. Nutrir lo bueno… ¿ya me entendiste?

6) Déjalos discutir

Por dos razones,

1° Muchas veces los niños se las arreglan solos y si nosotros intervenimos, no solo se alarga más, sino que se complica.

2° Los hermanos son los mejores maestros para aprender a discutir y pelear; herramienta que necesitarán toda su vida. 

El objetivo, claro, es enseñarlos a discutir de manera productiva. Al principio vamos a tener que entrar como árbitros y enseñarles cómo se hace, “Julieta puedes expresarte durante los próximos cinco minutos sin interrupciones.”, “Mateo, ahora te toca a ti.” “Julieta opina (…x…)”, “Mateo opina (…y…) ¿cierto?”, “Ahora, ¿cómo se van a poner de acuerdo?”

7) Retira el juguete

Hay un momento en que el pleito escala a tope. Ya deja de ser divertido. Ya no es sano. Incluso y es hasta peligroso (por ejemplo cuando sucede en el auto). 

Ahí entras, te metes en medio y sacas el juguete en cuestión –que, en realidad, este tipo de pleitos ya no tienen nada que ver con el objeto, sino una razón más a fondo que habrá que analizar y resolver, pero de momento, ¡PUF! Castigado.

Van a llorar, se van a quejar, arderá Troya. 

Permítelo.

Que se expresen, es justo lo que quieres para entender la razón de fondo.

Que lloren, es justo lo que quieres para desahogar la tensión.

Ya cuando estén tranquilos, varias horas o un día después, aplicas la técnica anterior y después aclaras, “les regresaré el juguete solo después de que se pongan de acuerdo”.

Los niños no saben compartir, es una destreza que se enseña… con el ejemplo. La Gran Ironía es que nosotros tampoco compartimos, la verdad. No compartimos nuestra casa, ni nuestra pareja… queremos que los niños hagan algo que nosotros no hacemos.

Léelo otra vez.

La meta de socavar los gritos, si te fijas, es que no queremos pleitos. Pero es importantísimo permitir que sucedan pues, lo que debemos enseñar es: a solucionar desacuerdos.

Asegúrate de demostrarles a todos que los amas por igual, que son especiales independientemente de cómo se porten, y dales abrazos, a veces es lo que más necesitan.

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