
¿Porqué los hijos insisten tanto?

¿Porqué los hijos insisten tantas veces?
Básicamente, están conociendo nuestro estilo de parentalidad.
Cuando somos Autoritarios,
los niños descubren que en todo hay limites y que NO SE MUEVEN. Aunque sea una emergencia, aunque duela, aunque llore… No.Se.Mueven. Los niños aprenden eso. Y rápido, dejan de intentarlo. La pared es tan grande que se dan por vencidos.
Cuando somos Permisivos,
los niños descubren que los limites NO EXISTEN. Aunque sea malo, incorrecto, indebido y dañino para ellos y/o los demás. Los niños aprenden también que, no vale la pena. Todo se da fácil y rápido. Pagan un precio en la creatividad, la iniciativa, la paciencia… se dedican a estirar la mano y ya.
Cuando somos Ausentes,
los niños se sienten invisibles y buscan por donde sea –literal– un espacio, una familia con quien pertenecer, ser vistos y valorados. Así sea una pandilla, una secta… o cualquier otra relación tóxica. Finalmente no importa, porque “yo no valgo nada”.
Cuando somos Autoritativos,
los niños aprenden que su voz vale y la ejercen ¡vaya que si! Aprenden que sus emociones son reales y hay que gestionarlas. Aprenden que sus anhelos y sus metas son alcanzables, que sus relaciones de familia y amigos son respetuosas y reales. Entienden que su corazón y felicidad es Lo Más Importante.
Pero mientras llegan a estas conclusiones, mientras entienden nuestro tipo de parentalidad, van a estar haciendo un montón de pruebas.
“…y si le digo esto a mamá?”
“No… mala idea…”
“…y si mejor hago esto otro…?”
“Mmmh… no funcionó como yo quería…”
“¿…y si repruebo matemáticas?”
“Oh, cielos ¡eso fue una idea fatal!”
“¿…y si…?”
Casi como carritos chocones.
Y mientras nosotros con la cabeza apunto de estallar, “¡Cuántas veces te tengo que decir que nooooo, que no puedes comer 50 galletas!”
“¡Cuántas veces te he pedido que eches tu ropa sucia al cesto?”
“¿De verdad crees que te llevaré al cine con tus amigos si no haz hecho tus deberes?”
“Puedo entender tu punto de vista, esta bien si estás enojado, mi respuesta sigue siendo ’no’.”
“¿Cuántas veces he respondido a tu pregunta? ¿Y qué crees que te diré otra vez?”
“Tienes (x) problema, ¿cómo lo vas a resolver? ¡Yo no lo voy a hacer por ti! Tú te metiste en esta. Sé que tienes la capacidad para sacarte adelante. Aquí estoy para acompañarte y apoyarte así que dime, ¿cuáles ideas tienes?”
Su insistencia es Mucha.
Porque están buscando, sí apoyo, sí ayuda, sí una manera de entender esto que se llama vida. Y nosotros debemos de enseñarles cómo se juega.
Nuestra firmeza, basada en principios éticos, debe ser igual de firme.
No se trata de imponer reglas inamovibles. Ni de ser crueles. Ni de gritar. Ni de perder la paciencia. Sino de entender quién es nuestro hijo, qué tipo de parentalidad ejercemos y cómo le ayudará esto para salir adelante en la vida.
Porque ese es nuestro trabajo: los estamos preparando para la vida. Y la vida tiene consecuencias. Y nos enseña que no siempre podemos tener lo que queremos. Y eso duele. Y nos frustra. Y nos podemos quedar tirados. O nos podemos levantar.
Es importante ser firmes en lo No Negociable para enseñarles a ser resilentes y salir adelante a pesar de lo que no nos gusta. Y si eso implica repetir lo mismo 59 veces… bueno, pues ¡lo hacemos!
Recuerda que tu hijo no es una mala persona. Esta aprendiendo. Y nuestro trabajo es encauzar toda esa fortaleza e inteligencia que tienen hacia una meta más grande.