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¿Obediencia?

No quiero hijos obedientes. 

Estamos completamente convencidas de esto. Pero a la hora de la hora, queremos dar una orden y que los niños la cumplan en el instante. Queremos que se apuren. Queremos hagan la tarea. Queremos que no se peleen. Queremos muchas cosas… al instante. No queremos doblegarlos, pero… un poco sí. Sabemos que sus deberes son importantes, pero no sabemos cómo encaminarlos hacia allá sin pleitos ni ordenes.

Aquí hay otro acercamiento hacia un nuevo tipo de acompañamiento.

Recuerda que abajo del “mal comportamiento” hay:

– sentimientos no escuchados

– necesidades no cubiertas 

– habilidades no desarrolladas

Entonces,

Podemos escuchar a sus sentimientos, sin corregir ni rescatar, solamente escuchar para su desahogo.

Podemos cubrir sus necesidades físicas y emocionales para crear más energía.

Podemos modelar las habilidades para empoderarlos y enseñar con paciencia hasta que su cerebro madure con estos nuevos conocimientos.

Entonces si no están haciendo nuestra petición, recuerda: es por algo.

Queremos niños que entiendan y hagan lo correcto porque así lo desean. Eso implica mucha conexión, mucha comunicación –no órdenes– y, también, poner el ejemplo cuando son pequeños, pero menos trabajo cuando a ellos les toca hacer sus propias decisiones.

En lugar de utilizar la vergüenza para coercionar a los niños para que obedezcan, podemos elegir usar la comunicación y la cooperación. Podemos también utilizar la curiosidad para saber qué es lo que están necesitando, cuál es la necesidad que no esta siendo cubierta para poderlos guiar mejor. Cuando mostramos cariño y la búsqueda de soluciones, todos nos sentimos más inclinados para colaborar.

Queremos que nuestros hijos cooperen porque se sienten seguros y amados y no porque tienen miedo de lo que les pasará si no lo hacen. No debemos doblegar a los hijos. Nuestro trabajo no es de policía, sino de mentor.

Así que, toma dos respiraciones profundas. Relaja tu rostro y tus hombros. Recuérdate que tú también estás a salvo y que esos momentos son bellisimas oportunidades para construir confianza y una relación sana. Crea calma y confianza adentro de su cuerpo y en casa, estando tranquila tú. Una vez que generes la seguridad emocional, atiende la razón de la “desobediencia” desde la raíz. ¿Necesita ayuda? ¿Se siente solo? ¿Quiere jugar? ¿Ya se sobresaturó? ¿No le gusta? ¿Prefiere hacer otra cosa?

En base a esta respuesta, pueden generar un plan de soluciones entre los dos. Entonces dejamos de hacer niños obedientes y empezamos a forjar niños pensantes.

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