
No obligues a tus hijos a disculparse

No obligues a tus hijos a “pedir perdón”, mejor enséñales a “hacer perdón”.
El conflicto es inevitable, es parte de las relaciones humanas.
Pero el obligar a pedir disculpas no funciona por varias razones:
–no hay comprensión por parte del niño, no sabe qué hizo mal y tampoco sabe qué puede hacer para mejorar la situación
–no son sinceras
–creen que con decir, “lo siento” ya están del otro lado
–no están rindiendo cuentas de sus malas acciones
–todo se queda torcido: el niño por dentro y la situación externa.
El mejor regalo que podemos darle a nuestros hijos es modelar que sí podemos estar en conflicto con alguien y, al mismo tiempo, permanecer en amor y conexión.
Aquí tienes 5 pasos para “hacer perdón”:
1)
Asegúrate de estar ya tranquilos para que el cerebro ya no esté en amygdala y este más receptivo al diálogo.
2)
Valida las emociones de tu hijo, SIN juicios. Nombra únicamente los hechos.
Ejemplos:
“Realmente te molestó que tu hermano no quisiera compartir su juguete.”
“Saliste súper enojado del colegio hoy.”
3)
Concéntrate en la situación, explícala tal y como es.
Ejemplos:
“Te comiste todas las galletas y tu hermana no comió ni una. La veo my triste.”
“Estabas tan frustrado que le pegaste a tu hermano y ahora esta llorando. Creo que le dolió mucho.”
4)
Concéntrate en la persona que sufrió el daño.
Ejemplos:
“Tu hermana esta muy triste.”
“A tu hermano le dolió mucho.”
5)
Redirige hacia Hacer lo Correcto
“¿Me pregunto cómo puedes corregir esto?”
“¿Qué podemos hacer para arreglarlo?”
“Si a ti te hubieran lastimado, ¿qué te gustaría que el otro te dijera?”
“¿Qué podemos hacer para que tu hermano se sienta mejor?”
“¿Cómo ven si cada uno dijera lo que le gustaría que el otro dijera? Por ejemplo a mi me gustaría que me dijeran “eres una súper mamá”. ¿A tí te que gustaría que te dijera yo?”
Cuando la situación mejore, tampoco los obligues a darse un abrazo. Un abrazo no es significado de «ya todo esta bien» y muchas veces no están listos para recibir el contacto físico todavía. Si les nace, esta bien. Si no, también esta perfecto. Generalmente, al volver a empezar a jugar, el «abrazo» se da espontáneo.
Entonces los niños aprenden a observar, a hacerse responsable de sus acciones, a enmendar la situación desde un lugar sincero, profundo, con acciones significativas… y a seguir amando a sus hermanos… (amigos, pareja, hijos, nietos…)
