
Mayor captación de lo sutil: una de las características, superpoderes básicos de ser Híper Sensible

“Moviste la maceta de lugar, ¿verdad?”
“Si, me gusta la vainilla, pero no de esta marca, ¡esto sabe a gis!”
Como he dicho en mis conferencias, el ser Híper Sensible es un Súper Poder. El darte cuenta si tu abogado te esta mintiendo, o si tu hijo planea irse a la “biblioteca” (cuando no, ejem ejem.)
Al mismo tiempo es un poco molesto cuando un Híper Sensible se da cuenta de esos pequeños detalles y expresa todo lo que no le gusta, “Este cuarto apesta” y nosotros no detectamos ningún aroma en específico.
Sin embargo, no todos los HS detectan las sutilezas. Habemos los que somos aparentemente inconscientes de nuestro entorno.
Pueden ser varias razones,
- La constante desacreditación de los papás, “¡No es cierto! ¡No huele a nada!”
- Vivimos muy preocupados o entretenidos con nuestro mundo interno.
- Estamos sobresaturados con ruidos fuertes, luces brillantes, gritos y mariachis que ya no registramos nada más.
- Solo registramos sutilezas en una o dos áreas y en otras no, por ejemplo detectamos olores, pero sonidos no. O sentimos profundamente todo lo que toque nuestra piel, por ejemplo etiquetas, calcetines, agujetas de zapatos apretadas, pero las cuestiones sociales nomás no.
Bueno y ¿Qué podemos hacer para aprovechar ese Super Poder Híper sensible y no matarlo?
1) Créete. Y créele a tu hij@.
Cuando te diga –ya sea tu sistema nervioso central o el de tu hijo– que le duele, molesta, pica o aprieta; es REAL.
2) Bien comidos y descansados, ¡por favor!
3) Reconoce la incomodidad y avisa cuándo se va a terminar o, también da a conocer que no puedes hacer nada al respecto.
“Entiendo que estés cansado, entiendo que ya te quieres ir de aquí, pero esta es la fila de Migración, no nos la podemos saltar, para entrar al país la tenemos que hacer hasta que un Oficial nos atienda. Te entiendo, yo también ya me quiero ir, pero no tenemos opción.”
4)Recuerda que las emociones son irracionales e intensas y muchas veces rebasan nuestro control. De momento resuelve la situación lo mejor que puedas y si necesitas llegar a tu casa a llorar, llora. Uno –o tres– días después piensa de qué otra manera lo puedes hacer para que sea mejor.
5) Cuando sea posible, deja que tu hijo se haga cargo de la situación.
“Encuentra una marca de calcetines que no te molesten.”
La información que nuestro sistema nervioso central detecta, no siempre es registrada por los demás, pero sí es real. Si tienes un closet lleno de ropa que mañana vas a usar –pero hoy no porque pica–, regálala o dónala. ¡Nunca te la vas a poner porque nunca vas a cambiar!
O si tienes un perfume que tu hijo no tolera, regálalo o dónalo, porque ese día tu hijo no se te va a acercar.
¡Garantizado!