
Las importantes diferencias entre ser Hiper Sensibles y ser frágil o débil.

Somos Hiper Sensibles, más no frágiles.
Bernie Clark, el autor del libro Your Body, Your Yoga dice que la vida cotidiana nos ha hecho vivir muy cómodos. Si tenemos hambre, comemos, si tenemos frío aumentamos la calefacción, si nos duelen los pies nos ponemos zapatos cómodos, si nos cuesta trabajo leer, nos ponemos lentes… y que toda esa comodidad no es buena para nosotros, porque entonces nos volvemos frágiles.
Un objeto frágil es algo que se rompe con el menor esfuerzo. Una taza de cerámica china, si se cae, se destroza.
Un objeto robusto es algo que es muy difícil de destruir. Una taza de metal, si se cae, lejos de romperse, hasta rebota.
Hablando de una persona: si recibe muy poco estrés no es sano, y si recibe demasiado estrés tampoco es sano. Un niño aburrido metida en casa con treinta suéteres, no es sano. Un hombre sobre-exhausto, tampoco.
Sin embargo lo robusto no es lo opuesto a lo frágil, sino lo antifrágil. Él define “antifrágil” a un objeto (o persona) que recibe justo la cantidad necesaria de estrés. Que con la vida, se va volviendo mejor, más sano y más fuerte con el aumento –limitado– de estrés.
El estrés se considera algo “malo” pero Clark dice que no es malo por sí mismo. Sino que depende en la cantidad y en el contexto.
Un cuerpo frágil es débil, atrofiado y distintivamente enfermizo. En el otro extremo, un cuerpo con demasiado estrés malo, llamado “di-estrés “, se degenera, se agota, nos lleva más allá de la incomodidad hasta el dolor sin ninguna razón ni beneficio. En medio de los dos extremos se encuentra el “eu-estrés”, el cual contiene la cantidad correcta de estrés. Aquí, el cuerpo reacciona y se recupera haciendo que las áreas bajo esa tensión sean más sanas y usables. Un ejemplo: un cerebro que deja de pensar porque tiene todo resuelto –puede ser un hijo que sus papás se encargan de todo… o un anciano… la edad no importa, el chiste es que dejan de pensar. El eu-estrés nos reta, nos empuja, nos incomoda, al mismo tiempo, es sano y necesario.
El Gran Truco, es que no todas las personas somos iguales. Cada uno tiene un área de eu-estrés diferente. Varían también los días, las temporadas, los momentos o si estamos lastimados o enfermos. Lo anterior le sucede a las personas no sensibles. ¿Te imaginas a los Hiper Sensibles quienes brincamos al di-estrés con una facilidad sorprendente?
El Gran Reto es aplicar la cantidad suficiente de estrés, pero no demasiado como para llegar al borde.
La Gran Respuesta es: atención. Clark dice que debemos de jugar en la orilla, pero no pasarla. En mi opinión, creo que debemos de conocernos a nosotros mismos a tal punto que puedas sentir el vaivén de cuando ir a tu “orilla de eu-estrés” y cuando regresar a tu madriguera a reposar el sistema nervioso central. Me imagino este movimiento como las olas del mar que vienen y van. Esta bien regresar un poco y tomar aire.
Una respuesta común a cuando nos enteramos que somos HS (o que nuestro hijo es HS) es que nos (o los) queremos meter en una burbuja y acolchar su universo y evitar a toda costa la sobre estimulación y el sobre estrés. Aunque es una intención amorosa y noble, hace daño, ya que las consecuencias serán muchas pero hay dos: una la persona HS, también tiene sueños y aspiraciones y encerrarse en un castillo sólo la va a hacer sentir sumamente frustrada e inútil y dos, como ya vimos, la fragilidad. Una persona frágil no sale adelante en este mundo.
Así que, definitivamente sí es necesario ir y aventarnos. Por nosotros mismos y nuestra misión en la vida y también porque el mundo necesita a los Hiper Sensibles para el cambio consciente –tan importante– que viene.
Así que tomen aire ¡y aviéntense! Y cuando sientan que ya están llegando al límite del estrés, regresen.
Como las olas del mar. Y en esa danza eterna, se encuentra la esencia de la vida.