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Respuesta por Elaine Aron Ph.D., Barbara Allen–Willians y Jacquelyn Strickland. LPC. Traducción Carmen Geraud No, no son lo mismo. Aunque la confusión es comprensible. La Sensibilidad de Procesamiento Sensorial (SPS, HSP o Highly Sensitive Person o Persona Altamente Sensible) no es una condición, desorden, ni diagnóstico. Es un rasgo neutral que evolucionó en el 20% de la población humana y muchas otras especies no humanas, también, ya que es una ventaja de sobrevivencia en algunas situaciones. Su estrategia de sobrevivencia es procesar la información (los estímulos) más profundamente que otros, ante lo cual hay mucha evidencia científica. Esto definitivamente puede provocar sobre-estimulación y posiblemente un esfuerzo de protegerse a uno mismo contra ello. Sin embargo, SPS no es un desorden, sino una estrategia razonable. Además, los HSP (dándose el tiempo y el espacio adecuado) procesan el estímulo en una manera muy organizada, mirando el contexto total, que incluye consciencia de detalles y sutilezas que otros pueden no notar. Repito, a veces, HSP se pueden sentir tan extremadamente sobre-estimuladas simplemente por la cantidad de información que detectan y deben procesar. Las personas no-sensibles en nuestra sociedad, que son el 80% de la población general, no experimentan el mismo nivel de sobre-estimulación que causa tanto estrés a los HSP, y, por lo tanto, se podría decir que la cantidad de estimulación en el ambiente esta hecho y creado para el otro 80%, y no para los HSP. En cambio el Síndrome de Procesamiento (o Integración) Sensorial (SPD), es un desorden neurológico. Involucra a los sentidos, el sistema vestibular, la priocepción, el control motor, el equilibrio y consciencia espacial y todo esto ocasiona que la información sensorial se “revuelva” en el cerebro resultando en respuestas que son inapropiadas en el contexto en el que se encuentran. Esto puede incluir un aleatorio y desorganizado procesamiento del estímulo externo y puede causar mucho estrés, intensidad y sobre-estimulación. Esta sobre-estimulación a veces se confunde con la sobre-estimulación que los HSP claramente experimentan, pero lo que se debe observar es que: la causa de raíz, no es la misma. Independientemente de las profundas diferencias de estos rasgos, hay maneras de reducir la sobre-estimulación. Algunas personas con SPD han encontrado éxito con terapeutas ocupacionales que les ayudan a integrar mejor los estímulos con su experiencia. Efectivamente, muchas personas sin el desorden totalmente desarrollado se han beneficiado con estos métodos. En cambio, muchos con SPS han encontrado el éxito tras, simplemente, educarse sobre su rasgo genético (o de sus hijos). Entonces aprenden a crear un balance apropiado en su día en donde pueden incluir meditación, artes creativas, caminatas en la naturaleza, yoga y aprendiendo cuáles ambientes les funcionan mejor. Algunos han buscado ayuda profesional externa con psicólogos que tienen conocimientos sobre el SPS – muchos de ellos les ayudan a comprender y resignificar que sus experiencias son normales. Posiblemente la verdadera prueba que diferencia a los SPS –no solo de SPD sino también de diagnósticos como Autismo y Asperger– son las cuatro características que todos los HSP tienen en común: el D. O. E. S D. O. E. S. se refiere a: D – Profundidad de Análisis (Depth of Analysis) O – Sobre estimulación (Overwhelming and Overstimulation) E – Intensidad Emocional y Empatía (Emotional Intensity and Empathy) S – Detección de Sutilezas (Subtle Sensory Sensitivity) Entonces, para salir de dudas y encontrar si es SDP o SPS, para saber la razón del origen de la sobre-estimulación, responde a las siguientes preguntas: D – Profundidad de análisis – ¿La persona reflexiona mucho más que los demás sobre “el rumbo del mundo”, “el significado de la vida o su trabajo”? – ¿Esta persona es lenta al tomar decisiones, prefieren tener “un poco más de tiempo”, y seguido toman buenas decisiones? – ¿A esta persona se le conoce por tener buenas ideas? – ¿Esta persona exhibe conocimientos personales y tiene un sentido de las consecuencias a largo plazo, tal vez llegando a tener un punto de vista inusual de las situaciones? O – Sobre-estimulación – ¿Esta persona experimenta sobre-estimulación y agotamiento debido solamente a la cantidad de información que reciben, experimentando un sentido de ya no poder con más? ¿Y cuando están en un ambiente gentil, pueden procesar e integrar el estímulo efectivamente? – ¿Otras personas creen que hay algo malo o defectuoso en ellos porque no pueden manejar tanto como otras personas? Esto se pude notar porque los HSP rechazan actividades que incluso les gustan, con el objetivo de cuidarse a si mismos. – ¿Esta persona necesita más sueño o tiempo de descanso que otros integrantes de la familia o amigos? E– Respuesta Emocional y Empatía – ¿Esta persona reacciona más ante las emociones de otros y seguido sabe lo que tú sientes? – ¿Esta persona se mueve fácil y apropiadamente hacia lágrimas de felicidad, gratitud o alivio y/o risas tras simples boberías? – ¿Esta persona se estresa con programas de televisión o películas violentas; eventos injustos, bullying, u otras situaciones molestas? S – Sensible a sutilezas – ¿Esta persona nota pequeños cambios, como cuando alguien se siente cansado, pequeños cambios en la decoración de una habitación, pequeñas flores o animales o inclusive huellas de animales? – ¿Esta persona es más consciente de sonidos como el tic-tac de un reloj, o agua goteando, o sutilezas en los sabores y/o olores? – ¿Esta persona se da cuenta de lo que se necesita cambiar en un ambiente para hacer a los demás más cómodos? Efectivamente es un problema que el rasgo normal y el desorden tienen nombres tan similares. Esperamos que esto ayude. Resources: Psychotherapy and the Highly Sensitive Person by Dr. Elaine Aron Sensory Processing DisorderSTAR Institute for Sensory Processing Disorder Barbara Allen-Williams, Retired Therapist & Supervisor, Founder, Mentor & Trainer at National Centre for High Sensitivity (UK) & Growing Unlimited Therapeutic Consultancy Artículo original en inglés: https://hsperson.com/faq/spd-vs-sps/ Si, es perfectamente normal vernos estresadas o llorando ante cualquier detalle. No solo soy una mamá, soy una mamá HSP (por sus siglas en inglés o Altamente Sensible). Esto significa que vivo una vida interna iiiiiintensa, soy muy sensible a los estímulos externos, y que también extra–empatizo con mi hijo. Su felicidad es la mía. Su dolor es el mío. Usualmente no hablo de mi, pero lo expongo, para que sepas que no estás sola y que eres comprendida. 1) A veces… muchas veces, mamá No sabe qué onda. Preguntarle algo a una HSP es complicado porque nos atoramos, sobre-pensamos, sobre-analizamos todas las posibles escenarios, terrores y pánicos. La invitación de un amiguito a dormir a su casa puede terminar –en mi cabeza– en una historia aterrorizante que va desde, “Se le va a olvidar su cepillo de dientes” hasta “¿y si lo raptan?”. Cambiar nuestra narrativa interna de negativo a positivo es complicado, pero al mismo tiempo, importante: “¿Y si eso lo hace feliz?” 2) Mi hijo cree que tengo super poderes… Lo digo en mis conferencias y él escucha. Los HSP pueden saber si una persona dice la verdad o no, tienen una super memoria, detectan muchos detalles, conocen a las personas profundamente… aunque muchas veces esto también tiene sus bemoles pues también vemos cosas, verdades que incomodan, duelen y usualmente son negadas. Mi mamá me quito mis super poderes. Todo el tiempo decía que yo estaba loca, que lo que veía no tenía nada que ver con la realidad. Claro que con los años se ha demostrado que yo sabía perfectamente que lo que veía era La Verdad. Pero, volver a confiar en mi, en mi percepción, en mi intuición ha sido un trabajo de décadas. Entonces, mientras reconstruyo mis super poderes, lucho por no tumbar los de él. 3) Me saturo, yo me la vivo vaciando mi ‘Tacita de la Tolerancia’ todo el santo día. No es fácil tener compañía las 24 horas del día los 365 días del año. No–es–fácil. Vuélvelo a leer: No–es–fácil. Mi Taza de la Tolerancia se llena con el primer “mamá” de las 7 am. Ya para las 7:36 (si, AM) ya estoy pelas. He aprendido mil estrategias para aprender a vaciarla y, usualmente para eso necesito paz, tranquilidad, silencio… Ajá… Ya lo sé. Ahorita estoy escribiendo esto con la música de Piratas del Caribe de fondo… si, mi cabeza esta haciendo corto circuito “TZZZzzztt”. En estos meses, estoy aprendiendo a vaciar mi taza en medio de “mamá mira, mamá escucha, mamá ¿ya viste?, mamá acompáñame, mamá dame, mamá ¿tu sabes dónde dejé mis lentes…?” Los HSP necesitamos una manera de canalizar las emociones internas. Hay personas que cocinan, otros golpean un saco de arena, yo hago ejercicio, escribo, me salgo al jardín, tomo el sol, canto, bailo… y un largo etécetera que implica todo el día y toda la noche. ¡Y apeeeenas! 4) Vivo bajo expectativas y presiones de los demás, y por lo tanto, hay mucha incomprensión. Y eso me hace sentir mucha soledad. Toda la vida me he sentido como un bicho raro. Ahora soy Mamá Bicho Raro. Criando un hijo bicho raro que “se comportan de una manera rara y súper consentido…” –ante el criterio de la familia política, claro esta. ¿Cuál ha sido mi reacción? Pues ya no les doy ningún tipo de explicación ni justificación de nada. “¿No te gusta lo que ves? No veas.” Y eso me produce más soledad. Pero también más certeza de que lo que hago es lo correcto para mi familia y si los demás opinan distinto… pues… que se lo expresen a alguien que tenga tiempo y ganas. 5) Soy un poco doble-cara. A mi hijo le digo que la perfección no existe y lo que importa es el esfuerzo. Pero no aplico esos principios para mi. Los HSP tendemos hacia el perfeccionismo y relajarnos en ello nos es especialmente difícil. 6) Las reglas son difíciles de aplicar, pero son necesarias Me rompe el corazón tener que aplicar las consecuencias y a veces necesito retirarme antes de que vea cuánto me dolió ser firme con él. 7) Las fiestas me provocan ansiedad y a veces las evito. Sobre todo cuando tengo que platicar con otras personas. Mucha gente, mucha plática, mucha energías… nunca sé de qué hablar… odio la platica del clima… auxilio. Pero cuando veo la carita de mi hijo ultra feliz.. bueno, el esfuerzo vale la pena. Aunque a veces necesito varios días para reponerme del susto. Nervio. Ansiedad. Sobresaturación. 8) Muchas personas lloran. Yo, todo me lo trago. Tengo que hacer un esfuerzo adicional para sentarme y tocar base, “Ey, Carmen… ¿cómo vas?” 9) No me encanta ser ultra-mega-hiper-altamente-sensible… a decir verdad. Vivir con la piel al rojo vivo me es muy difícil. Ando cansada casi todo el tiempo, especialmente cuando no duermo bien. Es raro que duerma bien.Tras la educación de mi madre, tengo que auto-re-educarme, auto-re-parentalizarme para retomar eso que yo solía ser y tener. Me la vivo sobresaturada y con las emociones al mil pero embotelladas y en medio de eso, educando a un niño hermoso que me ve conflictuada la mayor parte del día… …y todos los días hago esfuerzos monumentales para estar bien para él… para mi… para mi esposo… mis cursos… mi trabajo que lo hago de mil amores… Muchas veces mi presupuesto emocional no da para más. Y, como te decía al inicio del post, me confieso para decirte: si te pasa algo similar, no estás sola. Ser Altamente Sensible, en este siglo, no es precisamente lo más fácil del mundo. Peeeeero, así como sentimos intensamente otras cosas, igual de intenso sentimos el amor, la luz, la compasíón. Ser madre HSP nos hace mucho más empáticas con nuestros hijos y esto fortalece el Apego Seguro, es decir, lo que ellos más necesitan para salir adelante. Así que, sé. Sé tal cual eres. Ama, llora, ríe tan intensa como te plazca y alégrate de ser parte de estos hermosos ¡“bichos raros”! Photo by Artem Maltsev on Unsplash Cómo hablarle a tu hija sobre la menstruación Tuve mi primer menstruación a los 12 años. Mi mamá estaba de viaje y yo, a pesar de que ya sabía qué pasaba, estaba asustada. Robé las toallas femeninas a mi mamá y por miedo, me las cambié cada 10 minutos. No le dije nada a nadie. Lo enfrenté sola. Con el paso de los años me he vuelto, en este tema, más solitaria y más enojada. En realidad me choca, … pues, básicamente… todo. El dolor es la peor parte. La visión machista no ayuda. La visión feminista, que nos obliga a seguir “como si no pasara nada”, menos. La visión de ‘la vida’ … mmmmh… veamos… ciertamente, la regla se le relaciona con la maternidad… de una manera utilitaria, ese sería su función. Pero, podrías preguntarte, ¿para qué 40 años (o más) de tortura mensual para 2 o 3 veces que la vaya a usar? ¿Cuál es el sentido? En realidad, para responderte, tuve que investigar, porque yo tampoco lo hallaba. Y me he encontrado con cosas muy bellas, en realidad. Lo único que me da coraje es que no se manejen así en mi civilización –y el haberme enterado ¡hasta ahora! Según Thomas Buckley de la Universidad de Massachusetts, Boston, en su artículo “Menstruation and the power of Yurok women”, en la tribu Yurok de California, durante sus tiempos de “luna”, (mooncicle) o “ciclos de luna”, las mujeres las aíslan. No duermen con sus maridos, no comen con la familia, es más ni siquiera pueden cocinar para los demás. Se aíslan, no por ser mal humoradas o sucias, si no porque están al máximo de sus poderes. (si… mi mandíbula también se cayó) Por lo mismo, este tiempo precioso no puede ser desperdiciado en actividades mundanas, ni distracciones sociales, nadie -especialmente del sexo opuesto- debe de distraerlas con sus preocupaciones. Al contrario, todas sus energías deben de ser aplicadas en una meditación concentrada en la naturaleza de su vida, “encontrar mi propósito en la vida” y hacia la acumulación de la energía espiritual. Se meten a un “Refugio Menstrual” para volverse aún más fuertes. Concentrándose en su cuerpo exactamente como es. Poniendo atención en todas las sensaciones y movimientos. Además, donde ellas viven hay un “estanque sagrado para el ciclo de luna” a la que van a bañarse y llevan a cabo sus rituales con beneficios espirituales. Utilizan una madera especial para las fogatas (no es cualquier madera) y todas las mujeres, que sangran en la misma época, se juntan. Ellas dicen que el flujo de la sangre sirve para purificar a la mujer, preparándola para el logro espiritual. Observan que el planeta tierra vive su “ciclo de luna” también. Así que, al sentirse unidas entres las mujeres, la tierra, la luna y el planeta se viven más fuertes, más orgullosas de si mismas –y de sus ciclos. Dicho de otra forma: toooodo lo que sucede en tu vida, todo, tiene la función de: hacernos crecer y evolucionar. La menstruación, también. ¿Quién lo hubiera pensado? Hay una escuela que se llama The Red School que ha invertido 10,000 horas en estudios e investigaciones para redefinir el acercamiento hacia la salud de la mujer, creatividad, liderazgo y vida espiritual, y todo gira al rededor de la menstruación. (¡Checa su página esta genial! www.redschool.net) The Red School dice que la “menses” inicia a la mujer en un camino de intimidad hacia sí misma, en donde encuentra su lugar en el mundo y la unión con lo Divino. “Esto es algo que nos practica”, dicen. Es decir, nosotras no tenemos que hacer nada, ni ir a ningún lado… desde adentro, en automático, somos guiadas hacia una dimensión espiritual. Es una disciplina interna de Alta Jerarquía. Es una guía para el proceso creativo, una apertura para el llamado de tu misión única y una experiencia exquisita de Unión. Para iniciar esta aventura espiritual se necesita de mucha presencia, es decir, observar conscientemente tu ciclo. El proceso se dice sencillo: – apunta en qué día de tu ciclo estás hoy y anota qué sientes y qué experimentas –a grandes rasgos. – aprende a conocer tu propio ciclo – organiza tu vida alrededor de estos patrones – respeta y trabaja con la energía de cada día de tu ciclo Si, ya sé… se oye complicado. Para ponerte un ejemplo, esto lo ha escrito Laura Paskell–Brown, en su página Doula For Your Soul. com. Cada mujer es diferente… la idea es que conozcas tu ciclo y navegues las olas de la luna más suavemente. Según Laura, los días de su ciclo son así: Días 1-4 Se considera el día 1, el primer día del sangrado que suele ser ligero. Para Laura estos días son como el invierno …un tiempo para guardarse y descansar. “Si me empujo a seguir marchando en invierno, no puedo florecer en primavera y en verano no habrá frutos.” Días 5 – 12 es la primavera, es el arranque lento de lo que viene. Siente flores por todas partes, aires nuevos y se vive ligera y gozosa. Días 12 o 13 es la parte más divertida y espectacular, ya es verano, hay frutos, “soy extrovertida, lista para socializar, iniciar proyectos creativos, ¡es la mejor época!” Día 21… inicia el otoño. En otras palabras el síndrome premenstrual. Para Laura es la peor parte de su ciclo. La auto-critica es especialmente ruda y la inseguridad interna inunda cada célula de su ser. Pero las mujeres de la Red School le han enseñado a ver esto de otra manera: como un regalo, pues la auto-critica tal vez esta señalando algo que debe soltar o cambiar en su vida. “Venimos a esta vida a aprender, y esta es la época para hacerlo. Es una oportunidad para sanar, pensar, analizar y aprender.” “Si solías tener malos días “random” , posiblemente, sean los días 21. Intenta planear, acomodar las cosas y tu vida o eventos sociales para que no suceda nada importante o de vital importancia ese día.” sugiere Laura. Laura dice que el planeta necesita su invierno tiempo para descansar y restaurar… y nosotras también. “Si te fijas, la tierra tiene los mismos ciclos… si tan solo pudiéramos sincronizarnos y escuchar… En realidad, ¿porque insistimos en que haya frutos todo el año? ¿O pescar todo el año? Hay que darle un tiempo de descanso a la tierra y a los mares. ¿Porque estamos terminando con nuestro planeta? ¿Porque vivimos todas estresadas llenas de dolencias? Porque no estamos dando tiempo para restaurar. Así que, * Obsérvate. Escribe. Estudia. Haz tus propios rituales, tu propio Refugio. Descansa. * Cuando le agarres la onda a la parte práctica, profundiza. Observa tus sueños (los que tienes dormida y los que tienes despierta) ¿qué te están queriendo decir? Habita a tu cuerpo desde adentro, vive de adentro hacia afuera. Escucha a tu corazón, a tu cuerpo, a tus emociones. Atiende tu intuición y actúa acorde. Encuentra tu camino y, ándalo orgullosa y serena. * Encuentra tu lugar, tu misión, y, en tus buenos días, ¡aviéntate! ¡Tu vida es solo tuya! Si te interesa saber más sobre «el cerebro adolescente», te invito a participar en el curso en salón virtual, ¡AQUÍ! Cómo atender la ansiedad. Lejos de correr a empastillarte –que, sin sanar al problema de raíz, no te servirá de nada– corre a escucharte. Acompañarte. Es La Diferencia Del Mundo. Ahorita estamos como refrescos agitados adentro de casa. Con todas las emociones hasta el tope, a punto de estallar por toda la cocina. Pero, como siempre digo en mis cursos: todas las emociones son bienvenidas. El problema es que el enojo, la desesperación, la ansiedad son emociones socialmente NO aceptadas, que si, les damos rienda suelta, luego hay que limpiar el cochinero… como el de un refresco explotado por toda la sala. (¡Auxilio!) Nos da tanta flojera tener que limpiar que nos las tragamos y las consecuencias internas están siendo pues… malas. Peeeero, viendo un poco más arriba, entendiendo que todas las emociones vienen de una fuente de sabiduría, podemos ganar una perspectiva distinta sobre aquella ebullición interna. La ansiedad – a pesar de lo horrible que es – tiene su sabiduría y su para qué. Imagina –en una situación normal– vas a una fiesta y hay algo que no te gusta, estás ansiosa y, sin tener una razón en particular, te quieres ir. Si le haces caso a tus instintos y te vas, seguramente al día siguiente te vas a enterar que había algo feo / malo / peligroso en la fiesta… “¡Ah! ¡Con razón! ¡Yo no me sentía a gusto! ¡Algo me latió!” Ahora con la pandemia estamos todos con la ansiedad hasta el techo y ningún lado al cual huir. Pero este sistema interno de Modo – Sobrevivencia no se apaga. Nos dice, “¡Algo esta mal! ¡Algo esta muy mal! ¡Sal! ¡Corre! ¡Vete!” Llevamos casi dos años así. Con el aviso interno a todo volumen, pero ningún lugar a dónde ir. No hemos encontrado una manera de sanarnos, con el Sistema de Alarmas hasta el tope, la mente confundida y torpe, y, el cuerpo ya esta enfermándose. ¿Qué podemos hacer? Lo único que se hace con las emociones: Escúchala. Siéntela. Y suéltala. Se necesita valentía y fortaleza para quedarse con las emociones. No es fácil. Es sentarte, literal, sentado en una silla / sofá / jardín, a sentir. Si te necesitas mover, salte a la calle a caminar, y regresa tu atención a las emociones y las sensaciones corporales. ¡No caigas en la trampa de la mente! Muchas veces, cuando sentimos depresión y/o ansiedad, nuestra mente se empieza a preguntar –o a decidir– realidades inexistentes, el diálogo interno se vuelve oscuro y fúnebre, («mi vida apesta», «por qué no puedo ser como xpersona», «¿qué he hecho mal?… además de todo», y un largo etcétera) alimentando más a la ansiedad y depresión. Las emociones No Son para racionalizarlas, sino solamente para sentirlas. Así que, quédate ahí hasta que sientas que ya se están transformado. Cuando esto suceda, ya no busques retomarla, al contrario, es el momento de soltarla. Ya te dijo lo que te tenía que decir (con sensaciones corporales), ya sentiste lo que tenías que sentir, ya fluyó de donde estaba atorada y… ya. A veces el cuerpo necesita llorar o golpear algo, en un lugar seguro, hazlo. Muchas veces, por como fuimos educados, sentimos que si nos dejamos caer ante las emociones es el fin del mundo. Pero no lo es. Es el inicio de un nuevo mundo, una nueva realidad. No te tengas miedo. Todas estas emociones eres tú. Tu luz interna que quiere ser escuchada. Eso es todo. Quédate ahí, acompañándote, amorosamente. Es posible que, si eres muy empático, la ansiedad no sea tuya. Pero de todas formas, la tienes que sacar. Sácala y ya. Observa de quién viene y para la próxima ocasión, no la absorbas. Entonces, para trascender cualquier emoción, la única solución es sentirla. Es acompañarte como lo harías con tu mejor amiga. Y, después, soltar… como a un velo en el aire. En mensaje fue recibido y liberado. Esa es La Libertad Real. Imagina la escena familiar, el hijo HSP (por sus siglas en inglés o Altamente Sensible en castellano) explota, el papá se siente abrumado y trata de detener la tormenta a toda costa …y entonces el papá le dice que no debe sentir lo que siente… “…tu eres Altamente Sensible, estas en alerta todo el tiempo y por eso reaccionas tan intensa y emotivamente…” Hasta ahí iba bien. “…pero tus emociones no tienen que ver con la realidad, no esta bien que sientas lo que sientes…” Y aquí es cuando se equivocó. Sus emociones SI tienen que ver con la realidad (su realidad, es decir, la del niño) y es perfectamente válido que sienta lo que sea que sienta (las emociones no se controlan, ni se ajustan, ni se cambian). Si nosotros crecimos en una casa con poca o nula tolerancia ante las emociones, lo más probable es que las emociones de los demás –incluyendo nuestros hijos – nos resulten incómodas incluso intolerables, entonces ¿qué hacemos? Las nulificamos con un “estás mal”, “no vienes al caso”, “tu perspectiva / tu punto de vista / tus emociones no tiene que ver con la realidad”, es decir, repetimos patrones. Entonces… Una cosa es que el papá no pueda con las reacciones emocionales de su hijo (por que no tiene el entrenamiento previo) , y oooootra cosa muy distinta es que el niño deba de sentir lo que a papá le guste, opine o, crea que es lo correcto. El hecho de saber que nuestros hijos son Altamente Sensibles no nos da el derecho a acomodar la realidad. Nuestros hijos ven, observan, analizan y sienten como si vivieran con la piel al revés. No hay manera de cambiar eso. Y si nosotros lo intentamos –porque no nos resulta cómodo, fácil o tolerable – lo único que va a cambiar es la manera en como ellos se expresan. Y todas esas emociones que se tragan –para hacer nuestra vida más cómoda– se verán reflejadas en el deterioro de su salud: colitis, gastritis, migrañas, alergias… etc. Saber que nuestros hijos son Altamente Sensibles es para que sepamos cómo guiarlos mejor, no para que tengamos un argumento cuasi–válido para tratarlos de cambiar. Así que, después de un arranque emocional totalmente desproporcionado, ¿qué sí les podemos decir? “¿Me puedes explicar más sobre tu sentir? Quiero entenderte.” “Tu perspectiva es perfectamente válida.” “Mi intención no fue (…x…) sino (…y…) Lamento la confusión.” “¿Cómo crees que podamos ponernos de acuerdo? ¿Qué se te ocurre?” “Entiendo que después de esta actividad te hayas sentido abrumado y hayas explotado. Necesitamos encontrar una forma de des-saturarte que sea sana para ti y que no vaya contra las personas a las que amas, ¿qué se te ocurre?” No queremos que nuestros hijos se vuelvan hipócritas con nosotros, es suuuuuper importante darle acceso a una forma de expresión sana y amable. Y entonces lo que se platica no es sobre lo “correcto” o “ìncorrecto” de las emociones sino, en ponernos de acuerdo en los distintos puntos de vista y en trabajar en conjunto en una solución. Los niños tenía que escribir sobre sus emociones en un proyecto escolar. El mío escribió: Odiar Asustar Enojar Inmediatamente me llamó el psicólogo de la escuela. Claro. Toda mi reputación como Coach Parental se fue por un tubo en ese instante. Obvio. En los momentos que recibí la llamada, yo estaba con la Neuropsicóloga de mi hijo, él estaba en su terapia (para la dislexia). Ella se rió, y después dijo, “¡Ay! ¿y por eso se asustaron? Pues, ¿cualquiera puede tener un mal día, no? La diferencia es que tu hijo lo puede decir con todas sus letras.” Es decir, Todos tenemos buenos y malos días. Todos tenemos emociones y estas surgen, brotan de manera incontrolable. La diferencia entre un niño normal –o que el tiene que fingir ser feliz todo el tiempo– y el de ser hijo de un Coach Parental –o de una mamá que ha tomado cursos y sabe lo que hace– es la Inteligencia Emocional. Esto es, 1) el niño sabe lo que siente 2) el niño le puede poner nombre 3) el niño tiene el permiso para sentir y ser quien es 4) …y cuando sea más grande sabrá que hacer cuando esas emociones se presenten. Lejos de querer drogarlas o ahogarlas en alcohol, hará ejercicio, arte o, música o aquello que lo haga regresar a su centro. La vida corre. La vida nos hace sentir muchas cosas. La diferencia esta en qué hacemos con esas emociones. Y el rumbo que decidimos tomar después de sentir, analizar y pensar en nuevas soluciones. ¿Qué es el Sistema de Creencias? Las dudas, las inseguridades que, no solo nos atormentan toda la vida, sino que también nos boicotean inconscientemente, vienen del Sistema de Creencias que nuestros papás nos generaron antes de los 6 años de edad. Los niños se hacen preguntas, “¿po’que el cielo es azul?”, “¿po’que los pingüinos no vuelan?” Los niños siguen observando y si notan que mamá esta demasiado ocupada, continúan con sus preguntas “¿po’que mi mamá no me hace caso?”, “¿po’que no soy querible?”, “¿po’qué no soy suficiente?”, “¿po’que no puedo?”, “¿porqué soy tonta?” Esto sucede de los 0 a los 6 años: Observan y hacen preguntas, en base a nuestro comportamiento, es decir, lo no verbal. De los 7 a los 14 años, los niños siguen haciendo preguntas pero además, escuchan todas nuestras frases, pleitos, discusiones y demás. “No puedes.” “Te vas a caer.” “No seas flojo.” “¡Qué lata das!” “Eres un (agrega el adjetivo calificativo que gustes)…” Para los 21 años, esas creencias / conclusiones están más que aprehendidas. Todo lo que nosotros les dijimos –incluyendo nuestros peores momentos– se ha vuelto su voz interior. “No puedo.” “Me voy a caer” “Soy un flojo.” “Mejor me callo.” “Soy un… (…)” Y estas frases, van a ser los pensamientos limitantes que NO van a permitir que sea feliz, exitoso, capaz, creativo, fuerte, resilente y un largo etcétera. Estas frases son las que lo van a boicotear de manera subconsciente cada vez que quiera intentar algo… ya sea emprender un negocio, enamorarse, terminar un proyecto, u lo que sea –dependiendo de lo que nosotros les hayamos dicho. Yo tengo esa vocecita. Todos tenemos esa vocecita. ¿Qué hubiera pasado si nuestros papás nos hubieran dicho, “creo en ti, sé que puedes. Inténtalo hasta que lo logres” , “Eres amado, estás a salvo, te estamos cuidando”, “Aquí estoy para ti, ¿qué necesitas de mi? ¿en qué te puedo ayudar?” ? Y no lo hicieron, no por falta de amor, sino porque no lo sabían. Pero ahora que nosotros lo sabemos… es imperativo cambiar la estrategia en la crianza. Nuestros hijos lo valen. ¿Qué se necesita para un Sistema de Creencias sano? Amor, Atención y Validación Así de sencillo. Pero estas tres cosas, 1) Hay que saber darlas De poco sirve decirles “Ya, al fin pasaste matemáticas, qué friega ha sido.” Pues si… estamos validando peeeero… digamos que hay mejores maneras de hacerlo. 2) Se dan a borbotones y de buenas. De nada sirve darles atención con la peor cara, con actitud de “¡Aghh que lata das! ¡Ya! ¿Qué quieres?” Más abajo daré buenos ejemplos, pero primero quiero aclarar, ¿cuáles son nuestras actitudes no conscientes que hace que nuestros hijos sientan y después crean que no los amamos, que no los vemos y que no reconocemos sus logros? Amor Con frases como, “Yo no quiero a las niñas lloronas, eh…” Es decir, cuando condicionamos nuestro amor cuando, por ejemplo, hacen berrinches o se sacan malas calificaciones. En algún momento de la historia creyeron que para que un niño hiciera lo correcto primero deberíamos hacerlos sentir mal, o burlarnos de ellos o regañarlos por como son. Es decir, utilizan al amor como chantaje para lograr que obedezcan. El problema es que el niño no deja de amarnos a nosotros, sino que deja de amarse a sí mismo. Y lo más triste es que deja de ser una creencia y para ellos se vuelve una verdad absoluta: no soy suficiente. No Soy Querible. Atención Cuando los papás estamos demasiado ocupados con el trabajo, con el celular, los amigos, la familia, la ropa, la cocina, la planchada, la televisión, los trastes sucios, la casa sucia… tan ocupados que olvidamos jugar con ellos. E incluso ellos se vuelven otra tarea más: hay que bañarlos, peinarlos, lavarles los dientes, vestirlos, llevarlos a la natación… nos concentramos más en las tareas por hacer que –irónicamente– en ellos. Ellos son la razón por las cuales hacemos todo lo que hacemos… pero lo olvidamos. Y ellos en base a lo que lo ven y sienten, lo interpretan como: “¿porque el celular de papá es más importante / interesante que yo?” , “¿porque su trabajo es mas valioso que yo?”, “¿porque los demás son más importantes que yo?”, “¿porque yo no valgo nada?” Validation La validación es cuando reconocemos los pequeños triunfos. Llega nuestro hijo de 7 años, tendió su cama, toda chueca y en lugar de celebrar su esfuerzo, nos preocupamos en enderezar todas las sábanas. “Ay mira, que fea te quedó la cama, mira nomás, ¡eres un flojo!” Los niños necesitan tiempo para aprender a hacer las cosas, mucho tiempo. Son años de maduración neuronal, psicomotricidad fina y gruesa y memoria. No necesitan que les recordemos lo mal que lo hicieron, sino su esfuerzo. Por que si no sus preguntas serán, “¿porque no puedo?”, “¿porque solo mi mamá puede hacer las cosas bien?”, “¿porque soy tonto?” Después, esas dudas se vuelven afirmaciones. Lecciones aprendidas y aprehendidas. Enterradas en el subconsciente. Que no les permite dar pasos ni ser felices. Se acostumbran a buscar relaciones en las que no son vistos, amados ni validados. O consiguen trabajos mediocres en los que no son felices, pero no se animan a buscar más por miedo. “Si no puedo ni tender la cama… me consigo un trabajo que no me exija mucho. Si no he podido antes, tampoco voy a poder después.” Reprogramar la mente que ya decidió esto, sí es posible, por la neuroplasticidad. Peeeeero costará muuuuucho trabajo, muuuuchos años. Ese va a ser nuestro trabajo. Tenemos esa mega-herida que sanar. Y qué bueno que nos toca a nosotros por que sí podemos. Al mismo tiempo, como padres de nuestros hijos hermosos y sabios es mejor darles un Sistema de Creencias sano desde ahorita, ¿estamos de acuerdo? Entonces, vamos por temas, Amor Los limites se ponen en otras áreas, no en el amor. “Te amo, te acepto, te abrazo, te contengo como eres.”, “Me sorprende que hayas sacado 5 en tu examen, ¿estas sorprendido también?”, “No te gustó que no te dejara meterte a la alberca, entiendo que estás enojado. Se vale.”, “¿Quieres llorar? Llora, esta bien. Aqui te abrazo. “Estas frustrado, y te entiendo. Lo que no esta permitido es pegarle a tu hermanito.”, “Así eres tú y así te quiero. No te cambiaría por nada en el mundo.” Atención “¿Qué necesitas de mi? Aquí estoy para ti.”, “¿Tienes miedo? ¿Qué puedo hacer para que te sientas mejor?”, “Tengo que atender estas llamadas, necesito un tiempo para concentrarme y hacerlo, terminando jugamos a lo que tu quieras, ¿qué juego vas a querer?” Validación “Antes no podías, pero ahora ya puedes”, “Es cuestión de ensayar”, “Claro que tú puedes… es cosa de ser constante”. “Esta bien que te cueste trabajo, tus neuronas están conectándose de una manera nueva!”, “Creo en ti, ¿qué estrategias / planes / ideas has pensado para lograrlo?” Entonces ya entienden: “no es que sea tonto sino que estoy aprendiendo”, “Si pude con eso, puedo con esto.”, “Si mamá me dice que sí puedo, pues… voy a poder. Ya sé que es cuestión de esforzarme o pedir ayuda!” En resumen: Nuestras acciones se vuelven sus creencias. Nuestra voz se vuelve su propia voz. Entonces, sanemos nuestras heridas para ya no pasar esa estafeta. Y, después de cada momento, juego, lección, pregúntate: ¿qué esta obteniendo él / ella de esta situación? ¿Qué le dí que es positivo para su psique? El precio de no saber que tu hijo es Altamente Sensible Los papás de Ana (el nombre ha sido cambiado) ya tienen 84 años, son necios y no precisamente amables. Las enfermeras que lograron contratar, les duraban una tarde y salían huyendo de la casa, por lo tanto la opción de contratar a ayuda huyó también. Los hermanos de Ana acordaron en contratarla a ella para que cuidara de sus papás durante el día. Ana tiene dos hijos, uno de ellos Altamente Sensible, le gusta el arte, leer y hacer rompecabezas, tiene un lindo sentido del humor y sus ideas son chistosas. Ana llega a casa de sus papás desde temprano para que los niños asistan a las clases en linea, y mientras atiende a sus papás. Como te mencionaba antes, los papás distan de ser amables y se la viven de pleito. Los niños viendo, escuchando y sintiendo todo. Groserías van, groserías vienen. Y los críos observando, aprendiendo, introyectando y aprehendiendo TODO. Si ya has tomado mis cursos de Niños Altamente Sensibles, sabes que en un ambiente tóxico, los HSP (por sus siglas en inglés o Altamente Sensibles en castellano) el sistema nervioso central se satura y el cuerpo físico se enferma. “Mágicamente” el hijo de Ana ha presentado ganglios inflamados. Toneladas de antibiótico después, los ganglios siguen igual –porque la fuente de estrés del niño sigue igual. El doctor ha sugerido extirparle los ganglios… (me reservo mi opinión… pero ya te la imaginarás), tienen la cita el próximo lunes. (…suspiro…) Ana que tanto trabaja, para tener más dinero, se lleva a los niños a un ambiente tóxico que los enferma y el dinero que gana se lo gasta en “curar” a sus hijos. Si tan solo ella supiera cómo opera su hijo y los ambientes familiares que necesita, además de darle la crianza que le ayudaría a salir adelante, se estaría ahorrando un montón de dinero. Es una pena. ¿Y porque no abro mi bocota y le digo? Bueno… porque ella no cree en la sanación, ni en la crianza con respeto ni en la alta sensibilidad. Es una verdadera pena. Lo bueno es que tú si sabes cómo son tus hijos Altamente Sensibles (si no has tomado el curso dime y con mucho gusto te explico), sabes lo que necesitan y ¡se los proporcionas! Mi plegaria es que cada niño HSP sea educado y criado en la manera adecuada, con conocimiento, conexión y respeto. ¡Gracias por ser buen papá y mamá! Lo que decimos importa, si. Sin duda. Pero el cómo lo decimos importa aún más. Hay diferencias en los distintos tipos de parentalidad solo por cómo articulamos las palabras al establecer limites. Los papás / mamás que nos esforzamos (día a día con el sudor de la frente y neuronas extenuadas) para lograr una Parentalidad Autoritativa con un Apego Seguro hacemos cosas como las siguientes: 1) Nos hacemos responsables de nuestras emociones “Me estoy sintiendo enojada, me voy a ir por unos minutos para calmarme.” En lugar de “Tu me haces enojar.” 2) No asumimos sus intenciones “¿Me puedes contar más? Me gustaría entenderte.” En lugar de “Ya sé lo que querías hacer, ¡no soy tonta!” 3) Permitimos que el hijo explore lo que ‘se siente correcto’ “Este tipo de idea / comportamiento no es normal en ti. No estoy acostumbrada. ¿Quieres que lo platiquemos más?” En lugar de “¡Definitivamente no! Esta no es la manera en como te eduqué!” 4) Permitimos que existan realidades / perspectivas multiples “Veo tu punto de vista. Este es el mío…” En ligar de “Nop. Yo tengo razón.” 5) Utilizamos la disciplina como una oportunidad para enseñar no para bajar su auto-estima “Pegarle a tu hermana no esta bien. Quiero que ella se sienta a salvo en su propia casa de la misma forma que quiero que tu te sientas a salvo y seguro. Por favor vete a tu habitación. Iré contigo en un momento y platicamos. Si no te vas a tu cuarto entonces tu hermana y yo, nos iremos.” En lugar de “¿Qué te pasa? ¡Vete de aquí!” 6) Ponemos limites y los reforzamos “Me encanta jugar contigo. A veces necesito un descanso. Te voy a poner algunos juguetes / actividades en la sala. Te acompañaré en 20 minutos.” En lugar de, “Ya jugué contigo, no des lata.” Recuerda, ¿cómo te hubiera gustado que te hablaran tus papás? ¿Qué tipo de persona serías tu si te hubieran educado así? ¿Vale la pena el esfuerzo extra? Personas Altamente Sensibles educadas con Apego Inseguro ¿Eres perfeccionista? ¿Reaccionas fuertemente ante los comentarios de las personas? Tal vez fuiste criado en un Apego Inseguro. Si has tomado mis cursos, ya sabes lo que es el Apego Inseguro. Si no, dime y con mucho gusto te paso los datos para el siguiente curso de Disciplina Sin Lágrimas, ¡tómalo! ¡Te cambiará la vida! En mis cursos también explico que, lo importante en el tipo de apego, no es la opinión de los papás, sino el punto de vista de los niños. Es decir, tu mamá puede jurar que fue una magnífica madre. Y tu opinión puede diferir. Sin quitar su eterno amor y el honorable esfuerzo que hizo, tu punto de vista es la que vale. Simplemente porque así es como lo viviste tú. Y los Altamente Sensibles vivimos las cosas de manera distinta. Vemos, sentimos, observamos, analizamos… todo, de manera intensa y diferente. Lo externo nos afecta aún más. Según Elaine Aron, los HSP (por sus siglas en inglés, o Altamente Sensibles en español) reportamos haber crecido en Apego Inseguro más que las personas no-sensibles. En un apego ambivalente, la Persona Sensible vive con la duda de ser amada y bien cuidada. Crecen temerosos que de la persona quienes aman, se vaya. En un apego evasivo, la Persona Sensible –al contrario del apego ambivalente– ante la primer señal de afecto, huye en dirección opuesta. Para ellos, en la edad adulta, es difícil abrazar la vulnerabilidad, las emociones e intimidad. En el fondo, cada apego inseguro, esta enraizado en miedo a ser abandonado. Uno se aferra más, el otro huye más. Este es un tema intenso, muy profundo y depende de cada persona. Pero en una manera muy resumida, creo que esto puede darnos luz en cuanto a las razones de algunos de nuestros comportamientos. Pero, ¿cómo afecta el apego inseguro a la Persona Sensible? 1) Los apegos inseguros se van desarrollando con el tiempo Un niño Altamente Sensible observa todo con detalle, detectará la más mínima señal en sus cuidadores y si ellos son emocionalmente inestables, deprimidos, estresados, abusivos y/o que no sanaron sus heridas de su propia infancia, dejarán una huella en los niños. Esta huella, con los años, será una sensación de que las otras personas no pueden darnos la seguridad y cuidados que necesitamos. El Niño HSP –y como adultos HSP– terminamos dependiendo en nosotros mismos e implementando mecanismos para auto-calmarnos, mecanismos que, de alguna manera, nos sanan, pero nos hace sentir con mucha soledad e incomprensión. 2) Repetimos los patrones con relaciones inseguras Niños que no se sintieron seguros, de manera inconsciente buscan relaciones igual de inseguras. Y cuando se cansan de lo mismo, explotan contra un compañero de trabajo, o gritan a un ser querido, o cambian de humor sin razón aparente o desarrollan tendencias perfeccionistas. Irónicamente cuando nos movemos desde la herida sin sanar, nos auto-saboteamos con comportamientos auto-desctructivos como vivir en el conflicto familiar, adicciones, comer por ansiedad o la desintegración interna. 3) Tenemos sentimientos reprimidos –si no nos sentimos seguros, ahogamos a las emociones Cuando no existe un permiso familiar para que los niños digan lo que piensan, sientan lo que sienten y ser quien son, todo eso lo terminan embotellando. En la edad adulta esto se traduce a sentirnos invisibles, un baja auto-estima, la necesidad de ser validados y desconfiar de los demás. Nuestra confianza en los demás fluctúa en lo que la Dra Aron llama, la respuesta del “nunca jamás”, a manera de evitarnos confrontar el dolor enterrado. A la larga implica depresión, ansiedad y timidez, además de problemas continuos de salud. 4) No sabemos a quién seguir, ¿a nuestra intuición o a nuestros padres / amigos? Los HSP tenemos una magnífica intuición que detecta el peligro en el día-a-día. Si no pudimos, por cualquier razón, abrazar a esa intuición desde niños, se genera mucha confusión y ya no sabemos a quién obedecer, ¿a nuestros padres o a nuestra sabiduría interna? ¿a nuestros amigos o a nuestros padres? ¿a nuestros maestros o a…? Esta sensación de ambigüedad, en el adulto HSP, se traduce a una persona sin voz propia, no sabe qué queremos ni qué necesitamos, pues hemos “ingerido” las identidades de nuestros cuidadores. La Dra. Aron sugiere que, cuando éramos niños, como teníamos que sobrevivir y nos conformamos con lo que venía sin hacer preguntas. En la edad adulta, terminamos cuestionando a nosotros mismos, a los demás, a la vida misma. Nos sentimos enojados, estresados, ansiosos o retraídos –a pesar de tener una magnífica intuición e intelecto como nuestra guía. Aunado a todas las penas emocionales, como ya sabes, el cuerpo físico del HSP se enferma más fácilmente, así que, estamos hablando de un montonal de achaques como migrañas, alergias, fatiga, problemas en el sistema digestivo, insomnio, dolorcitos aquí y allá, colitis, gastritis… y la lista sigue. ¿Cómo podemos salir adelante? No todo son malas noticias. Es cierto que no podemos cambiar el pasado, pero no significa que es una sentencia hasta la muerte. Al contrario, el darnos cuenta es un magnífico momento para un nuevo inicio. Tenemos esa responsabilidad: sanar nuestras heridas para un mejor presente para nosotros y el futuro de nuestros hijos. Si puedes encontrar un buen terapeuta, ve. Alguien que sepa sobre la Alta Sensibilidad y que te sepa guiar bien. Sí, también puedes empezar a… en inglés se llama self-parenting. Se puede traducir como la auto-parentalidad. Esto significa que tu te vuelves, para tí misma, los papás que necesitaste tener. Transformar todo el diálogo interno. Sanar a tu niño interior… es un proceso bellísimo. Sí, también es necesario permitirte sentir TODAS las emociones que vengan y como vengan, todas aquellas que no tuviste el permiso para sentir (dolor, miedo, enojo, felicidad…) Esto te dará paz. Sí, busca relaciones que te den paz, seguridad, amor y amabilidad. Sí, la auto-compasión es clave. Según Kristen Neff, esta manera de auto-acompañamiento es el antídoto para la vergüenza y el miedo que sentiste en tu pasado. El decirte, “Estoy a salvo, soy amada y soy importante”. “En este momento, estoy a salvo”. “Esta bien si me siento así. Es válido.” Sí, escribe en un diario todo que que te venga a la mente y corazón. Sí, cuida y repara a tu cuerpo. Haz ejercicio, caminata, yoga, medita, ve a la acupuntura, homeopatía, flores de Bach, lo que te funcione. La máquina también esta herida, hay que cuidar de ella. Este proceso así como es bello, a veces es lento. Tente paciencia y reconoce que definitivamente vale la pena para ti, tu vida de pareja y tus hijos. Es a partir de darnos cuenta y de validar que nuestra vida y el destino de nuestros hijos, cambia. Para bien. El esfuerzo lo vale ¡claro que si! ¿Qué hacer cuando eres «mamá rara»? Unas amigas me recomendaron unirme a un grupo de redes sociales… y no duré mucho ahí. No “me duraron” mucho ahí… Estoy segura que no rompí las reglas del grupo, eso sí. Fui muy cuidadosa. Peeeero, también es cierto que fui… ¿qué será? Ahi te van varios ejemplos y tu pon el adjetivo calificativo que prefieras. Su pregunta: “Recomendaciones mamis, de uno que sí sirva. ¿Cuál es el mejor coach del sueño para mi bebé?” Mi respuesta: “Tu bebé. Él sabe a qué hora necesita dormir y a qué hora necesita despertar. Si ves que no puedes con sus rutinas pídele ayuda a tu esposo, pero no le “eches a perder” su sabiduría interna.” Su pregunta: “¿Qué película recomiendan para mi nena de 2 años?” Mi respuesta: “Ninguna. Niños menores de 5 años no deben ver pantallas.” Su pregunta: “¡Mi hijo no come nada! ¿Cómo le pudo hacer para que coma más?” Mi respuesta: “Carlos Gonzales en su libro “Mi niño no me come” dice que nunca forces a tu hijo a comer ni una cucharada más. Tu hijo es el primero interesado en su sobrevivencia, lo poquito que coma es suficiente para su pancita. Él sabe cuando esta satisfecho, no le eches a perder su sabiduría interna. Lo que le ofrezcas, que sea sano y ya.” Su pregunta: “Mi hija no soporta el shampoo en la cara, nomás se lo pongo y empieza a gritar como loca. Cada baño es un martirio. ¿Cómo le puedo hacer?” Mi respuesta: “Posiblemente es Altamente Sensible. Haz el Test.” Bueno… las quejas empezaron con que yo no estaba respondiendo a las preguntas. Y me dieron una patada en el culo. Y ¿sabes qué? Por mi, esta bien. Lo digo de corazón… Mi conclusión y el concepto que les quiero compartir es que: no todo mundo es para la crianza respetuosa. Es cierto –y triste– que hay mamás que esperan que sus hijos se adapten a sus horarios y sus necesidades y el daño que les produzcan, es lo de menos. Mi interés de compartir esto es porque posiblemente tu suegra, tu cuñada, tus amigas, o hasta tu familia es como estas mamás. Que no observan la expresión de los ojos en sus hijos, no ceden y no se detienen. Y es muy probable que te den una patada en el culo también (¡espero que no sea literal, jaja!). Pero tu sabes lo que debes hacer como mamá… sabes que escuchar a tu bebé es de primordial importancia… y ellos pueden seguir opinando. Van a opinar de todas formas. Que opinen de algo sobre lo que sabes es lo mejor y haces con integridad. Las Personas Sensibles, somos pocas. Somos la minoría de la población, somos un raro 20% que observamos con detenimiento. Sentimos profundamente. Somos empáticos y nos fijamos en los demás. Observamos. Analizamos. Pensamos. Tomamos en cuenta. Buscamos alternativas. Y hacemos los cambios correspondientes. A veces, si hay la apertura podemos tratar de abrirles la mente y ayudar. Pero a veces no es posible y seguimos siendo “los bichos raros”. En realidad, estamos acostumbrados a ser diferentes, a sentir soledad o que no pertenecemos, a generar controversia y muchas veces hemos cedido para no tener más discusiones. Bueno… tal vez pudimos sacrificarnos a nosotros mismos, pero nuestros hijos nos obligan a tomar nuestra fuerza y a luchar por lo que ellos –y nosotros– necesitamos. Y, si eso nos cuesta una que otra “salida”, así esta bien. Tu fortaleza viene de adentro de ti. Tómala. En mi familia, yo no tenía permiso a sentir. Nada. Si estaba triste era una “payasa, exagerada y estaba mal”. Si estaba feliz era una “payasa, volada y estaba mal”. Por supuesto que aprendí a tragarme todo, en presencia de los demás. Cuando estaba sola o al hacer ejercicio era mi momento de sacar todo lo estancado. Así aprendí a sobrevivir. Claro que ahora con la pandemia, acompañada todo el tiempo, algo en mi no se da el permiso de sacar nada. Y si no lo hago, me enfermo y estas no son épocas como para eso. ¿Qué hago? No siempre puedo pero, si me logro escapar, me salgo a caminar con música. Y me permito sentir lo que sea que venga. Créeme, no me es nada –NADA– fácil quedarme sintiendo las emociones. Para eso es la música, me regresa una y otra vez a sentir. A explotar. A vivir. Primero tenemos que poder vivir y sentirlas nosotros mismos, para poder tolerar las de nuestros hijos. No hay de otra. Si nosotros no podemos con lo nuestro, menos vamos a poder con lo ajeno. Ver a nuestros hijos enojados, frustrados o ultra felices / volados con los primos no es fácil. Pero es necesario permitirlo. Recuerda que los HSP (por sus siglas en inglés, o Altamente Sensibles en español) somos sumamente emotivos y la energía tiene que salir de alguna forma o se estanca, y al igual que el agua, se pudre. Durante siglos nos han enseñado a tragarnos las emociones, ahogarlas en alcohol, comida o drogas (legales y no legales). Ahora ya se sabe que la única forma de trascenderlas es sintiéndolas. Y es cuando nos quedamos escuchando en total silencio y aceptación TODO lo que nos quieren decir (las emociones), que nos damos cuenta que, en realidad, aquello tan intenso… ¡es pura luz! Así que abraza esa parte de ti sin miedo. Abraza esa parte de tus hijos sin miedo. ¡Son pura luz! ¿Cuál es tu forma de lidiar con las emociones? ¿Qué hacer si ya van varias veces que pides lo mismo y tu hijo no responde? Puedes enojarte. Aunque ya sabemos que eso no nos lleva a nada. El enojo no sirve porque se vuelve una Lucha de Poder; amygdala contra amygdala. Grito contra grito… o peor: grito (tuyo) contra sometimiento / aplastamiento (de tu hijo). Por eso siempre en mis cursos hablo del Auto–cuidado como parte básica y elemental de la parentalidad. Es necesario estar bien, tranquilos, en nuestro centro para poder hacer un buen trabajo, calmarnos y pensar en una mejor alternativa. Como por ejemplo –mejor– cambiar tu acercamiento. Cambiar tu acercamiento puede ser: 1) Acompañando más de cerca, hay niños que les gusta aprender solos y hay otros que necesitan ser guiados paso a paso. 2) Guiarlo con preguntas, “¿Porqué crees que no esta funcionando? ¿Qué se te ocurre?” 3) Recordarle –es genuino, los niños olvidan. 4) Puedes incluso hablarles de cómo funciona el cerebro, “Estás aprendiendo algo nuevo y eso es difícil para tus neuronas, es cuestión de paciencia y ensayo, ¿necesitas tiempo para pensar en una mejor estrategia?” Es decir, cambiar de táctica hacia una en donde él / ella entiendan el por qué y el para qué de tus reglas o solicitudes. Los niños sensibles funcionan mucho peor con enojos, gritos y sombrerazos. En cambio un acercamiento gentil es siempre más efectivo. ¿Qué hacer cuando no sabemos nada? Mi hijo tiene una materia: Programación. Y “¿cuánto sabe Carmen de Programación?”, te preguntarás. Bueno… a decir verdad… absolutamente nada. Yo antes quería encenderle la computadora y dejarle ahí a que él resolviera los problemas, de la misma forma que yo resolví las cosas cuando era niña: como pude. (Aunque, honestamente, no siempre podía.) Peeero… mi hijo no funciona así. Él, si esta solo, se va, se pierde, se esfuma a la tierra de nunca jamás a pelear contra piratas… y pueden pasar dos, tres, cuatro horas… y mientras la mamá frenética queriéndole tronar la fantasía con un alfiler ¡POC! y traerlo de regreso de sentón ¡PUM! a la tarea ¡HOLA! Entonces… cambié mi estrategia. Me senté con él. No a helicopteréarlo. No a hacer el trabajo por él. Si no a enseñarle cómo se hace: cometiendo errores. “¿Y si le intentas por aquí?” …mmmh… No. “¡Ah, ya sé! A ver, pícale acá…” …mmmh… No. “Ah… pero… bueno, no importa que no salga, hazlo y vemos qué pasa, luego ya lo editamos…” …mmmh… más o menos. “¿Tú crees? A ver… enséñame…” …mmmh… Tampoco. “Ay, ya me cansé. ¿Quieres agua?” “Quién sabe… a ver inténtalo… a ver qué pasa…” “A ver, ya me piqué, ¡nos tiene que salir!” Lo más interesantes es que la materia, dejó de ser una fuente de estrés y se volvió una forma de conectar. Para los Niños Sensibles, el miedo a cometer errores, muchas veces es paralizante. El objetivo es abrazar al miedo y encontrar una manera de aventarse a hacer las cosas, una manera de avanzar y aprender. Dejar a los niños solos a que se las arreglen como puedan, no les enseña a ser fuertes. No saben qué hacer con el miedo y lo atascan en un rincón. Eso no es madurar. Eso es crearles un Sistema de Creencias lleno de miedos, inseguridades y soledad. Es importante, si lo piden, acompañarlos, apoyarlos en su camino y cometer errores juntos para que sepan que «soy tan importante que mi mamá deja de hacer lo que tiene que hacer para ayudarme», «esta bien si cometo errores, así aprendo», «si necesito ayuda, puedo pedirla», «no me tiene que salir a la primera, esa chiste es seguir intentando», «soy amado por mi mamá / papá»… Claro que cuando nos salió el mugriento programa bien, lo quería festejar como cuando me gradué de la universidad. Parece que en la frase anterior estoy diciendo un oximorón… como “agua seca” o “rojo frío”… pero no; sí existen los hombres Híper Sensibles… y no la tienen fácil. Vengo aquí a hablar sobre la minoría de la minoría de la sociedad. Los Híper (o Altamente) Sensibles forman el 15 – 20 % de la población humana. Dentro de ese porcentaje, se encuentran la misma cantidad de mujeres que de hombres. Peeeero, muchos varones HS nunca admitirán que lo son. ¿Porqué? Básicamente porque no tienen el permiso de la sociedad la cual dice que todos deben ser fuertes, rudos y esconder sus emociones. La parentalidad no es tan intuitiva como nos gustaría creer que es. Desafortunadamente, el cerebro humano repite lo aprendido. Si fuimos golpeados de pequeños, lo más seguro es que lo repitamos con nuestros hijos y hasta les exigimos que lo repitan con los nietos. Si nosotros fuimos Híper Sensibles y no hubo comprensión ante nuestro sistema nervioso, lo más seguro que que repitamos ese patrón. Para eso estoy dando los cursos que doy, para des-aprender todas aquellas malas enseñanzas y mejorar el destino de nuestros hijos… y nietos. 10 errores que los padres cometen con los niños Híper Sensibles 1. Tratamos de “normalizarlos” Tratamos de que sean como los demás, que escondan sus emociones y aguanten, –“¡que se curta!” diría mi cuñado. Pero los niños varones HS nunca an a ser ‘normales’ como nos los no-sensibles. Van en contra del estereotipo desde el inicio, así que si tratamos de meterlos con calzador, se van a sentir inadecuados o inferiores. MEJOR: permite que sean ellos mismos y vivan la vida a través de su lente único, mágico e irrepetible. Nunca los avergüences por ser quienes son. Apóyalos y nútrelos para que su sensibilidad, en cualquier forma que se presente, tome fuerza bajo sus propios principios. Permita que cambien el mundo a su manera y regresen a casa para recargar pilas. 2. No les enseñan a regular sus emociones Los HS tendemos a ser sumamente emotivos por cuestión cerebral, no por gusto, ni por dramáticos. Las emociones son intensas y si los obligamos a que se las traguen por que ‘un hombre nunca llora’ o ‘solo los mariquitas lloran’, lejos de ayudarles, su mente se sobre–saturará aún más, volviéndolos más confundidos y lentos. Y, su cuerpo eventualmente se enfermará. Garantizado. Colitis, gastritis, migraña, alergias… hay todo un abanico de opciones. MEJOR: enséñales a navegar sus altas y bajas emocionales, igual que a las olas del mar, a manera de que puedan experimentarlas, más no ahogarse en ellas. Nuestras habilidades emocionales pueden ser un regalo, pero solo si tenemos un sentido de control. Enséñales meditación, ejercicios de mindfulness, visualizaciones y técnicas para aterrizar que les puede ayudar a calmar la mente de chango loco cuando se sobre–saturen. 3. No les dan la oportunidad de vivir retos (gentiles) para que crezcan o maneras para construir la confianza en si mismos. Los Niños Hiper Sensibles no son objetos de vidrio ni frágiles como papel de arroz. Ellos pueden y deben ser manejados con gentileza, pero, al mismo tiempo, debemos de proveerles retos para aumentar la confianza en si mismos y expandir poco a poco su zona de confort. Lo que aprenderán es a salir adelante a lo largo de su vida. Muchos temas de confianza están relacionados con el miedo a enfrentar lo desconocido. Como los HS tienden a sobre–procesar miedos, la idea de confrontar el miedo parece sobre–saturante para muchos niños HS. Mi hijo tenía interés en la gimnasia olímpica. Fue a varias clases y después de confrontar sus miedos a la altura y a las marometas, se dio cuenta que definitivamente no era lo suyo. Pero lo intentó. MEJOR: Enséñales sobre la experiencia de la vida y permite que tu hijo HS entienda que el “error” en realidad es “información” y una “razón” para seguir intentando una y otra vez por diferentes caminos. El crecimiento y la confianza no solo se trata de dominar ciertos temas, sino también de la simple experiencia de “hacer”. Aplaude cada logro, pero aletarga más tus festividades en: su esfuerzo. También, recuérdale que la curiosidad, persistencia y la disciplina serán sus mejores maestros, pues esas son las semillas de un niño seguro de si mismo volviéndose hombre. 4. No les ayudan a celebrar sus diferencias. Tu hijo es inherentemente diferente. Punto. Reconócelo. Pero positivamente. Muchas veces los papás quieren que sus hijos sean buenos en el deporte, porque… pues es súper cool tener un hijo atleta. Pero puede ser que eso no sea su fuerte. Posiblemente ellos prefieren las ciencias o la música o la cocina. MEJOR: Muéstrale a tu hijo HS que su característica es un don y ayúdale a celebrar su singularidad. Después enséñale a usar su don encauzándolo a salir al mundo y ser él mismo. Ser genuino y auténtico lo ayudará a vivir una mejor vida. 5. No les ayudan a sus hijos HS comprender sus dones únicos. Todos los humanos tienen dones únicos, desde saber cómo preparar una deliciosa cena hasta ser sumamente optimistas. Los hijos HS, también, y estos incluyen perspicacia, intuición, sentimientos profundos, empatía, creatividad inherente. MEJOR: Hazle ver a tu niño HS todos sus dones y características desde temprana edad y seguido, orientados en la dirección de hombres HS ejemplares para que ellos los imiten. Y si tú eres un varón Híper Sensible, sé su héroe. 6. No son emocionalmente comprensivos. Los estudios han demostrado que las Personas Hiper Sensibles (HSP por sus siglas en inglés) funcionan mejor en un ambiente de apoyo, en lugar de uno estresante. Esta es la llave para su felicidad. MEJOR: Provee un ambiente estable y nutritivo a tu hijo y prosperará. Si se lo quitas, su brillo se apagará.Seguramente implicará más trabajo de tu parte, pero recuerda que su felicidad y salud, valen la pena. 7. Cuestionan su masculinidad. Nunca lo regañes por ser distinto. Entiende que la masculinidad es una construcción cultural aprendida e imitada, no una realidad. Posiblemente tu hijo no se comporte como esos estereotipos, pero, eso no lo hace menos hombre. MEJOR: Enséñale a los niños que la masculinidad no esta privada de emoción o vulnerabilidad, al contrario, eso siempre nos hace más fuertes. Queremos que nuestros hijos abracen todo su Ser Humano. 8. Creen que sus rasgos sensibles son un déficit o una fase que pasará. Ser un HSP no es un desorden, déficit, ni trastorno. Tampoco es pasajero. Naces HS, te mueres HS porque es un sistema nervioso central distinto. MEJOR: Aprende que tu hijo HS no va a “salir de esas…” Es un rasgo genético y hereditario que lo formará siempre. 9. No les dan su espacio. Todos los HS necesitan su espacio en uno u otro momento. Es su naturaleza retirarse, recargar y rejuvenecer y es algo que todas las HSP necesitan para ser felices. Puede parecer payasada, grosería o antisocial, pero no lo es. Es el modo del HS. No reacciones negativamente si quiere tiempo y espacio para hacer sus cosas. MEJOR: Asegúrate que tu niño HS tenga el espacio que requiere, puede ser tiempo a solas para jugar, leer o reflexionar y descansar. Aunque no lo entiendas, respétalo. Él lo valorará y prosperará por ello. 10. No permiten que hagan cosas peligrosas. En una zona segura, si ellos lo desean, permite que jueguen con dardos, enciendan una fogata, avienten lanzas… todas esas cosas funcionan mucho para elevar su auto-estima, “¡Mira mamá! ¡Sí puedo!” Los niños serán la próxima generación de hombres, y, los Híper Sensibles son los mejores líderes. Serán artistas, consejeros, líderes, visionarios, poetas, músicos, …entre otras cosas. No necesitamos a un mundo más frío y cruel sino, al contrario, necesitamos de un mundo más gentil. Dejarlos crecer para que sean sabios y sensibles, nos beneficia a todos. Prueba y error Esto de tener a los niños en casa es Todo Un Reto. Cada niño es diferente, cada familia es distinta, hasta cada casa tiene espacios diferentes. ¿Qué es lo que funciona? Bueno… Es cuestión de probar y replantear. En casa suceden muchas cosas todo el tiempo, llega el del gas, el cartero, el plomero, el que arregla la lavadora… sin mencionar la torre de jugetes que gritan el nombre de nuestros hijos para invitarlos a jugar. Las distracciones son demasiadas. Estar encerrados de 8 – 2 viendo una pantalla, por más ganas que le echen las maestras, no es tan divertido como ayudarle al pintor a resanar el techo de la cocina. Las mamás nos sentimos obligadas a que los niños cumplan con sus tareas, nos da pavor que reprueben. (Mucho puede ser por proyección. A mi me ponían como dado si se me ocurría sacar un 6, no se diga reprobar. En estos momentos con la presión del colegio de mi hijo encima, me siento, francamente aterrorizada.) Entiendo que mi trabajo de mamá –el apego seguro– es mucho mas importante que la clase de lecto-escritura. Pero enseñarles sobre la responsabilidad también es importante. Es un jaloneo. Y encontrar la media es definitivamente todo un reto. Y hay momentos en los que ya no sé qué hacer, “Ya no se esta pudiendo concentrar, presionarlo a más sera contraproducente. ¿Le perdono la clase para que se despeje un poco?” “O mejor, ¿lo presiono a que termine y así tendrá toda la tarde libre?” “Y si hoy no hace nada, mañana tendrá el trabajo acumulado…” “¿Qué es mejor para él ahorita, hacer ejercicio o hacer tarea?” ¿Sabes de qué me he dado cuenta? 1) A pesar de que los dos somos Altamente Sensibles, somos personas distintas, con necesidades distintas. Muy a mi pesar, no lo puedo dejar solo. Mi hijo solo, no funciona. Necesita el acompañamiento, sí o sí. Necesita ser visto, validado, guiado, necesita porras y aprobación. Al mismo tiempo se distrae fácilmente y le gusta que las rutinas sean diferentes. En cambio yo, necesito desesperadamente mi tiempo a solas. Y una estructura a la cual apegarme todos los días. Es decir, Él necesita acompañamiento e improvisación. Yo necesito soledad y rutina. ¡Oh, cielos! Auxiliooooo… Encontrar un acuerdo en donde nos encontremos en medio –todavía– no es posible porque psicológicamente, a nivel desarrollo neuronal, ellos no pueden ver el punto de vista de los demás. La empatía de los Altamente Sensibles, la tienen a nivel emocional, mas no social. A esta edad ellos necesitan ser los líderes del show. El ombligo del mundo. El centro de atención. ¿Qué debo hacer yo? Taparme la nariz y echarme el clavado. ¿Qué debs hacer tú? Con tus necesidades y las de tus hijos. 1) Observa cuáles son tus necesidades 2) Observa cuáles son las necesidades de ellos 3) Tápate la nariz, échate el clavado 4) Prueba y error 5) Re-evaluar y corregir 6) Improvisa y observa 1) Prueba y error 2) Re-evaluar y corregir 3) Improvisa y observa 1) Prueba y error etc. Lo bueno de tener a los niños en casa es que nosotros podemos adaptarnos y darles lo que necesitan. Se trata de observar con toda honestidad. Quién soy yo. Quien es mi hijo. Qué necesito yo. Qué necesita él / ella. Pensar en ideas. Llevarlas a cabo. Adaptarnos. A. Los. Cambios. (por difícil que esto nos parezca a los Sensibles) El método de “prueba y error” le enseña a ellos también que no existe la perfección ni la manera “correcta” de hacer las cosas. Finalmente, la salud emocional –basada en un apego seguro– es lo más importante. Siempre es posible encontrar la manera que funcione para nosotros y los que amamos. ¿Qué hacer cuando los niños nos retan? No por tomar al curso de Disciplina Sin Lágrimas, no por ser Coach Parental, no por tener licenciaturas, maestrías y posgrados en crianza… nada de eso hace que los niños dejen de ser niños. Y los niños retan. Los niños intentan tumbar nuestros limites. Es totalmente normal, natural y es bueno que lo hagan pues lo hacen para llenar su Cubeta del Control. Hay cosas que los niños pueden y deben poder controlar. Por ejemplo: ¿qué quieres desayunar? ¿Qué camiseta te quieres poner? ¿Cuándo vas a estar listo para recoger tu cuarto? Pero hay cosas que los niños No pueden Ni deben controlar. Por ejemplo: tiempos de pantalla, vieojuegos, no jugar en horario de escuela (a distancia). ¿Porqué no pueden di deben? Por que siempre van a preferir jugar. No tienen la madurez ni la experiencia para elegir lo correcto, la mayoría de las veces sus elecciones no van a ser las responsables. Y cuando llegamos los adultos a poner límites, claro que protestan, se rebelan y nos retan. Es su amygdala. La amygdala se activa cuando su Cubeta del Control se vacía, ¿recuerdas? Si ya tomaste mis cursos, ya sabes de lo que hablo. Si no, dime para avisarte del próximo. Con el colegio a distancia ha sido una verdadera batalla porque mi hijo, rodeado de sus juguetes se rehusaba a poner atención. Otro día me lo encontré “de shopping” en amazon. ¡Casi se me sale el alma! Con mi amygdala a todo, obviamente lo regañé… y oobviamente el micrófono del zoom estaba encendido y ooobviamente todos oyeron la regañiza… y oooobviamente ya me habló el psicólogo de la escuela, “¿Esta todo bien, señora?” Casi tomo la llamada para que me terapeara a mi. (Auxiliooooo…) Una vez que pude regresar a modo–pensante. Mi hijo y yo, hicimos un acuerdo, acordamos las consecuencias desde ese momento, lo sellamos con pinky promise, y al día siguiente. ¡Otra vez! Rompió la promesa. ¿Porqué? No es que sea un mal niño, ni rebelde, ni retador, ni mula, ni nada de eso. Si no porque la tentación es mucha. ¿Qué prefieres poner atención en clase de lecto–escritura (Zzzzzz…) o ver juguetes? ¡Hasta yo prefiero ver juguetes! Peeeero… –ahí venimos los adultos a socavar toda diversión– hay que enseñarles a ser responsables, respetuosos, y blah, blah, blah… (Zzzzzz…) Tuve que ponerme firme. Aplicar las consecuencias previamente acordadas. Me pidió otra oportunidad de mil formas diferentes, por las buenas (“No mamá, te lo prometo, no lo vuelvo a hacer…”), por las malas (“Si no me dejas ¡me voy de la casa!”) Por el chantaje (“Siento que ya no soy de esta familia”) Por todas las que se le ocurrieron. Igual, sigue siendo la amygdala. Una amygdala muy creativa y luchona, por cierto. Yo, firme. Como guardia inglés. Él acordó dos semanas de consecuencias. Apenas voy con media y toooodos los días me pide otra oportunidad, con todas las estrategias que se le ocurren. Y toooodos los días yo, platico con él, le explico, corto, sencillo y al grano. Y me mantengo bien firme y bien amable. «¿Recuerdas qué hiciste? ¿Y cuál fue la consecuencia pactada? ¿Y qué estamos haciendo?» Es parte de su educación. Es parte de la crianza respetuosa. Limites, amables y firmes. Educando a los hijos sabiendo cómo funciona su cerebro, es La Diferencia del Mundo, porque ya no se lo tomas personal. Su rebeldía no es contra de ti, sino que él/ ella necesita tener ciertas cosas bajo su control. Le llenamos su Cubeta con lo que sí puede controlar y nosotros tomamos el mando de lo que no. Lo más interesante fue que, después de que me discutió por arriba, por abajo, por un lado y por el otro. Después de que yo fui firme y amorosa. Me preguntó, “¿Puedo colorear contigo?” Finalmente, lo que más necesitan es la conexión. ¿Cómo puedes responder si tu hijo dice, “¡Soy un tonto!” o “¡Estoy fea!”? ¿Qué podemos decir para reconstruir la confianza en sí mismos? Nos es muy difícil escuchar a nuestros niños hablar negativamente de si mismos, y generalmente brincamos a inmediatamente negar sus frases y decir cosas como, “¡No, no! ¡No lo eres!” o “Eres hermosa / inteligente / llena de virtudes…” Desafortunadamente, cuando decimos cosas así, los niños únicamente se sienten ignorados y no comprendidos. Entonces, en lugar de discutir con su auto–plática negativa, mejor escucha y empatiza. Puedes decir algo así: “Me da mucha pena que, en estos momentos / tras esa experiencia, sientas eso de ti misma. ¿Quieres que te diga cómo te veo yo? Te observo como una niña hermosa, inteligente, amable, amorosa…” Recuerda: la relación con tus hijos (que es lo más importante de la parentalidad) depende en que ellos se sientan escuchados y comprendidos. Esto es de vital importancia. Entre más los escuches sin tratar de corregirlos ni rescatarlos, más fuerte será la conexión entre ambos. Incluso, puedes avanzar un paso más hacia adelante y hacer preguntas –si es que los ves en el humor de platicar. “Mmhhh… sientes que no eres buena en esto. ¿Te sientes con ganas de pensar en ideas en cómo puedes mejorar?” “Lamento que te sientas de esta manera, ¿me puedes contar las razones?” “Ese es un sentimiento fuerte, ¿me podrías platicar más?” En lugar de decirles lo que deben pensar y sentir, mejor ponlos a hablar. En lugar de tratar de empujar sus emociones afuera, mejor valídalas y acompáñalas. Había estado muy negativa, no encontraba la manera de hacer que mi hijo se concentrara en su escuela y me la pasaba quejándome. No sabía qué le pasaba, pero rompió muchos acuerdos y la casa era un descontrol total. Leí este texto: “Los niños no necesitan que andemos atrás de ellos quejándonos, sino que que necesitan padres que los apoyen y los inspiren.” Mi mente hizo ¡kaboom! Acto seguido: entré al cuarto de estudio donde estaba él haciendo su tarea y le dije, “¡Mírate! ¡Si puedes!” Él se rió nervioso. “¿Qué?”, le pregunté. “Yo no sabía que sí podía.” Ay… ¡poc! Todo esta distracción, esta locura, esta ruptura de acuerdos, este… no era por su dislexia, no era porque la escuela estuviera fallando… todas mis teorías estaban mal: él simplemente no sabía que sí podía. Tal vez no lo sabía, porque yo no se lo había dicho. ¿Qué tal olvidar lo obvio? Es importante aclarar un punto: a la hora de halagarlos, el decir, “eres muy listo”, no funciona. Porque no todos son listos todo el tiempo y ellos lo saben. ¿Cómo te sientes tú cuando te dicen, “eres súper valiente”? Tú te conoces, sabes de todas las veces que has sentido miedo y esa afirmación, por bien intencionada que sea, no te la crees. ¿Si o no? Los niños son iguales. En cambio cuando te dicen, “Vas a poder, porque llevas 10 años pudiendo.” Toooodo cambia, ¿verdad? Entonces, lo que funciona, no es un adjetivo calificativo sino el verbo. “Tu puedes porque lo estás haciendo.” Siempre funciona más decirles por donde ‘sí’, en lugar que por donde ‘no’. Dejemos de quejarnos de nuestros hijos frente a ellos y mejor, ¡apoyemos e inspirémoslos! “Si yo soy la relación más larga de mi vida, ¿no será buen momento para empezar a nutrir la intimidad y el amor con la persona con quien me acuesto todas las noches?” – Rupi Kaur Estamos acostumbrados a mirar para afuera. A atender todas las necesidades, excepto las nuestras. Y no esta bien. A veces me he dado cuenta que llevo horas aguantando la sed porque llevo horas leyéndole a mi hijo un libro. ¿Porqué es tan imposible hacer una pausa, tomar agua, ponernos las pantuflas o, ir al baño…? A veces atender nuestras necesidades básicas parecen actos verdaderamente heroicos. Pero yendo más profundo… ¿Cómo nos tratamos a nosotros mismos? Los Híper Sensibles detectamos sutilezas, ¿cierto? SI ya tomaste mi curso, ya lo sabes. Si no, mándame un mensaje para avisarte del próximo. Estas sutilezas pueden vivirse como una lata, pues las etiquetas de la ropa pican, las costuras de los calcetines molestan, no aguantamos mucho tiempo en lugares con mucha gente o mucho ruido… y todo eso. Pero, viendo el lado positivo del asunto, detectar sutilezas también implica detectar las pequeñísimas sutilezas en nuestro interior. Algunos ejemplos: el jengibre puede ser una maravilla de alimento, pero a mi cuerpo no le cae bien. Los cambios sutiles que suceden en la pancita después de un té de manzanilla. Cómo se acomoda el alma después de una sesión de yoga o meditación… Y es a partir de escucharlas, que la relación con nosotros mismos empieza su camino de sanación. La única manera de mejorar nuestra vida es a través del auto-conocimiento; de observar y de tomar nota de esas sutilezas para hacer los cambios correspondientes. Aquí te comparto cinco tips para empezar en ese bello viaje interno. 1) ¿Cuáles son mis sensaciones corporales? ¿Hace cuanto que no echas un viaje interno para saber qué te dice tu cuerpo? Y no hablo de cuando sientes hambre o frío. Hablo de, por ejemplo, a la hora de acostarte, ya en camita con las luces apagadas… siente las sensaciones corporales… qué parte de tu cuerpo vibra, cómo vibra, qué sienten tu pies, tus piernas, tu panza, tu torso, brazos y manos, tu cuello, tu cara… Observa si hay zumbidos en los oídos, colores o luces en los ojos (aunque estén cerrados). No trates de colocar una historia atrás de las sensaciones. No trates de cambiarlas creyendo que están “mal”. Solo observa. Y siente. 2) ¿Cuáles son mis pensamientos y emociones? Muchos terapeutas hablan de escribir un diario antes de dormir. Esto a los Híper Sensibles nos sirve un montón porque sacamos las palabras de la cabeza y eso nos permite dormir mejor. Por un lado, por el otro, nos ayuda también a acomodar ideas y a ponerle nombres a las emociones. Si ya tomaste mis cursos, sabes la importancia de ello. Y tu diario no tiene que ser coherente, ni tiene que venir toda la historia. De hecho, entre más feo y raro, ¡mejor! Es solo para ti. Puedes escribir, además de tus pensamientos y emociones, tus preocupaciones. “Me preocupa cómo voy a lograr mis metas en el trabajo”, por ejemplo. Es cuando los escribimos que, dejamos de tomarlos como una realidad. Es decir, los miedos y las angustias son reales en el sentido de que son nuestra realidad, peeeeero, no son La Realidad. Y cuando los escribimos podemos darles esa dimensión, se vuelven más pequeños y manejables. Otro ejemplo, “Me preocupa que si no tomo dos litros de agua al día, mi cuerpo no va a estar bien, y a veces no me da tiempo.” Y ahí nos damos cuenta de que algo así de pequeño nos estuvo dando lata todo el día. O pensamos en maneras para solucionarlo. O deja de ser una realidad determinante, “tal vez mi cuerpo solo necesita 1.5 litros…” Otro ejemplo, “Me angustia que mi jefe no se de cuenta de todos mis esfuerzos.” Y ahi nos damos cuenta que no tenemos injerencia en ese aspecto y nos concentramos en poner nuestra energía en las cosas sí podemos controlar. O pedimos ayuda. El chiste es que escribir, nos da otra perspectiva de las cosas, dejamos de confundir lo que pasa en nuestra mente con La Realidad. Recuerda que los HS pensamos mucho, pero “mucho” no es lo mismo que “efectivamente”. Al escribir lo que nos despierta en las madrugadas, cambiarles la dimensión y generar soluciones estamos transformando nuestra vida de adentro hacia afuera. 3) ¿Cómo hablamos sobre nosotros mismos? Generalmente no somos amables. Recuerda que “como te hablaba tu mamá, se vuelve tu voz interna.” Si ella usaba adjetivos calificativos, seguramente te dices “exagerada”, “burra”, “lenta”, “olvidadiza”, y un largo etcétera, seguido. ¿Y te has dado cuenta de cómo te sientes después de hacerlo? ¿Cuál parte de ti se muere otro cachito? En los últimos años, la ciencia habla de cómo la auto-compasión ha sanado físicamente a las personas. Y tiene sentido, si nosotros nos insultamos mañana, tarde y noche, el cuerpo se enferma. Si nosotros somos amables con nosotros, el cuerpo se sana. 4) ¿Cómo es el diálogo interno sobre lo externo? ¿Qué sientes cuando estas comiendo comida chatarra durante días? Tienes indigestión estomacal, ¿cierto? ¿Qué pasa cuando piensas cosas horribles durante días? Tienes indigestión cerebral. Mi mentor siempre nos pregunta, “¿Qué comiste?” y no habla precisamente de comida, sino de la calidad en nuestros pensamientos. Los pensamientos son el alimento del alma. Obsérvalos. El gran truco esta en no engancharte con ellos. Sino ser una especie de testigo en donde solo los ves, analizas su propósito y los dejas ir. “Mmmh, qué situación tan fea… ¿Para qué me sirvió? ¿Cómo me hace sentir, enpooderado o debilitado?…¿Puedo cambiar algo? ¿Puedo cambiar mi perspectiva? ¿O mejor lo dejo ir?” 5) ¿Qué haces tú para llevarte mejor contigo mismo? ¿Cómo te acompañas cuando estas solo? ¿Cantas? ¿Bailas? ¿Te peleas con la tía Juana, que hace tres meses no ves? ¿Ensayas mil veces todo lo que le quieres decir a tu jefe pero no te atreves? ¿O te das una palmada en el hombro y te dices, “¡Bien, diste tu mejor esfuerzo!” Al momento en que entendemos que nuestros pensamientos no son la realidad, que nuestro cuerpo esta lleno de sabiduría y que podemos ser amables con nosotros mismos, eso cambia la calidad de nuestra existencia. Nos conocemos. Nos aceptamos. Nos llevamos mejor con nosotros. Nos volvemos nuestros propios amigos. Somos seres multi-dimensionales y si somos valientes y nos echamos el clavado, nuestra vida –tanto interna como externa– se vuelve sumamente interesante. Empezamos a sincronizar el corazón, la mente y la sabiduría interna. Cambiando desde adentro lo que puede pasar es que, tu vida cambia para mejor. ¿Cómo puedes saber si un HS esta emocionalmente herido? Imagina la escena, esta la familia, todos hablando al mismo tiempo, sirviendo la comida, pasando platos y bebidas. De repente alguien dice un comentario de “broma” y la Persona Híper Sensible (niño o adulto) cambia su rostro. Y no vuelve a interactuar. Y en cuanto puede, se va. Cuando un HS se ‘siente’ no es como una persona normal que suelen gritar algo insultante de regreso, o dar un golpe físico o psicológico a manera de “broma” también. Los HS, en cambio, suelen sacar a las personas, si no pueden sacarlas físicamente, lo harán emocionalmente, por ejemplo, el famoso cerrón de puerta en las narices. Si no la azotan físicamente, lo harán de otra forma, pueden evitar la comunicación tanto como puedan. Incluso verte. Encontrarán cualquier excusa para evitarte. A diferencia de las personas normales, los HS actúan diferente cuando están lastimados o sentidos. Pueden incluso tomar una personalidad completamente diferente. Si estas cerca de ellos y apenas hablan o responden al mínimo, es porque algo no les gustó. Se ven ensimismados. Incluso si hablan, no habrá el mismo entusiasmo que antes. Sus palabras parecerán superficiales. No volverán a ser profundos como antes en ningún tema, seguramente sólo será banal y cortante. Los HS suelen tener dificultad para confrontar sus emociones y prefieren aislarse. Toman este tiempo para saber qué sienten, sanarse, perdonar y seguir adelante. Si el agresor es tan importante para un HS, posiblemente van a hacer un esfuerzo extra y tratar de arreglar las cosas. Posiblemente te dirán algo para que te des cuenta de lo que les lastimó (en caso de que tú no lo sepas).Tal vez terminen llorando enfrente de ti. Aunque no suelen hacer eso seguido. En mi caso, con mi mamá. Las veces que traté de confesar mis sentimientos y necesidades, me fue tan mal, recibí tantas críticas que decidí no volverlo a hacer. Me convertí en la hija que ella quería que yo fuera, nuestra relación era perfecta –falsa– y yo no era yo. El problema fue que luego… ya no sabía qué sentía ni qué necesitaba, casi casi no sabía ni quién era yo. Reencontrarme ha sido un camino de muuuuchos años. No hagas lo que hizo mi madre. Si has notado que tu hijo HS ya esta aislado y no quiere acercarse a ti, no tomes su silencio como “pues quien sabe qué trae” o “ya se le pasará” o “al menos así no da lata”. Porque él esta sufriendo en silencio. Mejor, haz una cita conmigo para tratar de reconectar y sanar la relación. Tu hijo te necesita más de lo que le gustaría admitirlo. Una relación sana y profunda es lo que los hijos más necesitan para triunfar en el mundo. Ley de Atracción Ley de Atracción ¿Qué tiene que ver esto con la parentalidad? Podría parecer banal pero, cuando termines de leer el post, verás que es una super herramienta que le puedes enseñar a tus hijos. ¿Qué tiene que ver esto con los HS? Los Híper Sensibles pensamos mucho… pero eso no significa que sepamos pensar productivamente. Tenemos que “Aprender a Pensar” y, dentro de lo mismo, entra el tema de “Aprender a Pedir”. En Año Nuevo usualmente se hacen las intenciones, pero, al igual que con pensar mal, podemos establecer a las Intenciones, mal. Rumiando problemas, o pidiendo desde la carencia o la herida. El problema esta en que cada autor, plantea el hacer intenciones de una manera distinta. Y yo ya estoy ¡hecha bolas! ¿Se hacen a manera de preguntas? “¿Cómo puedo comprar la casa de mis sueños?” ¿Se hacen iniciando con “Gracias…”? “Gracias por que ya tengo la casa de mis sueños.” ¿Se hacen con sintiendo la emoción? “Me imagino y siento lo que es despertar en esa casa.” ¿Se establecen como orden? “Tengo la casa de mis sueños.” Me puse a investigar y esto es lo que encontré: Una cosa son las Metas y otra son las Intenciones. Cuando yo era niña mis tíos me enseñaron a pedir, por ejemplo, “sacar mejores calificaciones”. Pero eso, en realidad, son Metas. Una Meta es: – plan a futuro – basado en la imaginación o la ilusión – esperando un resultado – externo – te vuelves una persona “efectiva” en el mundo – vienen desde deseos e inseguridades – son emocionantes, en el sentido de que hay un sube y baja. Lo logré y no lo logré. – y si sí lo logras, cada vez quieres más En el típico propósito de año nuevo esta el bajar de peso. Ves a los gimnasios, en enero ultra llenos. En Febrero a la mitad. Ya para marzo están los mismos de siempre. Pero ¿qué pasa cuando no podemos lograrlo? O, ¿nos damos cuenta que siempre no nos hace feliz? Nos enojamos con nosotros mismos y con la vida. Nos frustramos. Nos confundimos. Nos damos por vencidos. O te inventas otra meta o te colapsas. Las intenciones son distintas. Una Intención es, según las enseñanzas Budistas: – interno – basado en como estás “siendo” en el momento presente – conocimiento profundo de lo que más te importa – compromiso de alinear tus acciones mundanas con tus valores internos – reflexión sabia – vida ética, en el sentido de ser tus valores – meditación – las vives todos los días, todos los momentos – son grandes y significativos, tanto en tu vida y familia, como en el mundo – provee integridad, sentido y unidad en tu vida – alinea tu vida con tus valores más profundos – provee auto-respeto y paz mental Irónicamente, a través de las intenciones estableces –y logras– metas, pero estas son sanas, y existen en un contexto más grande de significado que ofrecen paz. Y sin apego al resultado. Y si no logras tu intención un día, es posible que te agarre la tormenta emocional, el coraje, la frustración, pero la gran diferencia es que puedes recordar tus intenciones, y regresar a tu centro. En el ejemplo anterior de ir al gym: Meta: “Bajar 15 kilos” Intención: “Voy a saborear cada bocado intensamente, a mantenerme vigilante para cuando mi sensación de saciedad este cubierta y actuaré inmediatamente dejando de comer.” Esto sí es realizable. Sí hay una brújula interna activa. Si hay respeto. Si hay paz mental. Y si algún día te pasas, no es el fin del mundo. Otro ejemplo, Meta: “No pelear con mis hijos” Intención: “Cuido la integridad de mis hijos con mis palabras y acciones”. Es con esta intención que conectas con tu sentido de amabilidad y dignidad innata. Ah hacer intenciones, el compromiso no es vivir como monje, sino vivir cada momento con la intención que hayas elegido. La correcta intención es básicamente regresar a ti mismo, a tu casa interna. Es una práctica de alinearte con lo más profundo de tu ser mientras liberas la realidad que tu mente desearía tener. Ante cada intención, pregúntate: ¿Estoy siendo honesta con mi interior? Bueno… pero ¿y cómo se hacen? Una intención es una frase, dicha en positivo, pura, firme, clara y decisiva. Hay tres reglas básicas: 1) Aquello en lo que te concentras, crece. Entonces, si pides lograr en este año lo que no pudiste lograr el año pasado, tendrás más de eso. En cambio, si te sientas a pensar o escribir todo lo que aprendiste, el crecimiento, los logros y las experiencias maravillosas que tuviste el año pasado, tendrás más de eso. Entonces, piensa y digiere. Y deléitate en tus logros. Budda dice: “intenciones oscuras, dan resultados oscuros” “intenciones de luz, dan resultados de luz.” ¡Y aquí es donde esta la trampa! Si tu intención es bajar de peso para darle envidia a tus amigas… pues… dará un resultado oscuro. Aquí es donde esta el mero meollo de todo el asunto. Las intenciones deben venir de un lugar de luz para que traigan más luz. Y todos somos luz y sombra. La diferencia esta en saber desde dónde lo estás pidiendo. Observa qué hace brillar a tu alma y pide más de eso. 2) Que tu brújula interna sea el jefe de tus intenciones. Si basas tus intenciones en el miedo, las opiniones de los demás, los objetos que “debes” tener, o tratar de demostrar tu valía, va a surgir un pleito emocional interno terrible. Intenciones bien hechas deben darte energía, aunque impliquen esfuerzo y acción de tu parte. Si, al contrario, te hacen sentir agotada o confundida, regresa a escribir en tu diario. 3) Concéntrate en el “qué” no el “cómo” Recuerda, en lo que te concentras, crece. Si te concentras en tus deseos. Eso crece. Si te concentras en todos los problemas con los que probablemente te topes. Eso crece. La persona que serás cuando llegues a tu destino, es una persona diferente a quien eres ahora. Igual y en ese entones, ya tendrás las herramientas para resolver esos obstáculos. Cuando decir las intenciones: Al despertar. Antes de dormir. Durante la meditación. Ejemplos: – Voy a aumentar mi conciencia de abundancia y todas las distintas formas en las que se presenta, como resultado vendrá en un aumento de sueldo y bendiciones. – Me daré el regalo de la Pausa Sagrada cada vez que la quiera o la necesite, para recalibrar, recargar e investigar mis sentimientos con amabilidad y compasión. – Cada día y cada semana re evaluaré mi calendario y quitaré cosas que me hagan sentir pesada, atrapada o sin respiración, cuando tenga el poder para hacerlo. – Tengo la intención de ver a mis a amigos que quiero y que me quieren una vez al mes. – Me voy a mover 10% más despacio cada vez que pueda durante el año. – Quiero estar donde estoy ahora. – Haré una hora de ejercicio diario, para sentirme viva y sana. Cuando no me sea posible, seré feliz sabiendo que tengo la oportunidad de volver a intentarlo el día siguiente. – Seguiré la regla de cubrir mis necesidades (ej: tomar agua cuando me de sed, ponerme unos calcetines cuando tenga frío), y lo haré inmediatamente sin esperar ni debatir. – Equiparé mi oficina para que sea calientita, cómoda, hermosa y amar trabajar ahí. – Permitiré que el amor y el éxito fluyan dentro de mi. – Aprenderé lo necesario sobre mis finanzas para tener claridad y serenidad. Si decirlas a manera de afirmaciones, te crea conflicto interno, hazlas a manera de preguntas. – ¿En dónde puedo aprender lo necesario sobre mis finanzas para tener claridad y serenidad? – ¿Cómo puedo permitir que amor y el gozo fluyan dentro de mi? – ¿Qué puedo hacer para que el tener a mis hijos todo el día en casa sea lindo? Así que toma tu diario y empieza a escribir. ¡Confío en que esto nos serivirá! De entrada ya vamos a vivir mejor, pues estaremos pensando y sintiendo mejor. ¡¡Pufff!! ¡Qué año! Reflexiones sobre el 2020…Estoy segura que al final del año 2019, mientras poníamos la mesa para celebrar el inicio de este año, ninguno de nosotros se imagino –ni remotamente– que sería el año que fue. Muchos creímos que el 2020 sería el año que por fin tendríamos lo que deseábamos, en cambio, fue el año que nos enseñó a valorar lo que ya tenemos y lo que verdaderamente necesitamos. Se nos olvida que la vida, cuando tiene que ser dura y enseñarnos una lección, dista mucho de ser sutil. Y este año fue La Muestra de ello.He de mencionar que los pasados días no he visto a mi esposo por que esta reclutado, asegurándose de no estar contagiado. Hacemos video llamadas y nos platicamos los últimos chismes… pero nunca es lo mismo. “Te extraño” adquirió un sentimiento totalmente nuevo y diferente. Los HS que siempre le sacamos la vuelta al contacto físico social, nos hemos dado cuenta que también lo necesitamos. Los que viven solos han descubierto que la baja-saturación es casi tan horrible como la sobre-saturación.“Sólo quiero estar en mi casa… en paz…” La familia unida. Muchas mamás solían tener a sus hijos en mil clases extraescolares y principalmente fungían su trabajo de madres como chofer. Al inicio del encierro no sabían ni quiénes eran sus hijos. Empezaron a jugar con ellos como nunca antes. Hacer equipo. Los niños aprendieron a hacerse un sandwich, a doblar y guardar su ropa, empezaron a tener voz y voto en las Reuniones Familiares… nos empezamos poner de acuerdo. Auto – cuidado. Las mega–extra–sobre–saturadas mamás que tenemos a los críos en casa 24 / 7 aprendimos –de manera no negociable– a abrir un paréntesis en el tiempo para la sanidad mental. Conócete a ti mismo. Limpiamos nuestros closets casi de la misma forma que nuestras consciencias.Sacamos, mostramos y conocimos aspectos de nosotros mismos que no teníamos la menor idea que existían Fantasía. Los pequeños, después del periodo obligado del aburrimiento, volvieron a ser niños llenando nuestras casas de inventos, experimentos científicos y casitas hechas de sábanas; jugaron a los piratas, marcianos y exploradores. Encontrar el orden en el caos. Aprendimos a abrazar aquello que creíamos opuestos. Unidos en la distancia. Las empresas, los negocios siempre han sufrido por sobrevivir, pero ¿qué haces con un mundo encerrado y aterrado? El significado de “Home office” también dio un giro de 180° grados. Improvisación Disculpe los errores, es mi primer pandemia. Creatividad. Después de la crisis de ansiedad y existencial, nos encontramos sobreviviendo gracias al arte, aprendimos a hacer composta y sembrar lechugas, a valorar a la música y los libros como nunca antes, tomamos el curso virtual que llevábamos tres años queriendo, cocinamos delicias mientras bailábamos en la cocina. Hemos retomado viejos hobbies y encontrado nuevos. Apoyo, Familia y amigos y “FB Live” Aprendimos con quién sí podemos confiar y con quien no –los HS ya lo sabíamos, pero digamos que gracias a la pandemia reconfirmamos la teoría. Estamos sanos y vivos. La reunión con los amigos se volvió al mismo tiempo un acto de rebeldía y de profunda gratitud con la vida. El mundo es un pañuelo Por primera vez TODA la humanidad se unió en un mismo movimiento. La frase: “El mundo es un pañuelo” se volvió literal. Un espacio para todos. Recordamos que los animales también son ciudadanos de este mundo. Respiro al planeta. El cielo volvió a ser realmente azul. Servicio a domicilio. Estamos harrrrtos, si. Pero también sabemos que la humanidad ha sobrevivido otras situaciones peores. Empezamos a contar todas las bendiciones que nos rodean. Muchos reaprendimos a decir, “Gracias a Dios” y “Si Dios quiere”. (…suspiro…) Hemos descubierto que, aún cuando el mundo se detiene en alto total, la vida continúa. (…suspiro…) ¿Para qué me sirvió este año? Podemos ver lo que vivimos con lentes de tragedia y victimización. O, podemos hacer el esfuerzo adicional para pensar y analizar… ¿Qué aprendí de todo esto? ¿Qué cosas estaba yo haciendo mal y ahora puedo empezar a hacer mejor? Todos podemos hacer una lista de todo lo terrible que fue este año. Hazla. En un segundo apartado, una lista de todo lo bueno que trajo este año. Hazla.En un tercer apartado, una lista de todo lo que cambio de significado para ti y tu familia. Hazla. ¿Porqué es tan importante? Para que descubras el ‘para qué’. Es en los cambios de significados que los paradigmas se rompen. En mi opinión, de eso se trató este año: Cambios de significado. Desapego. Improvisación. Creatividad. Solución de problemas. Salir adelante. Encontrar –dentro del caos total– el ojo del huracán, entrar en silencio y escuchar… escuchar cómo, aunque parece todo lo contrario, el universo nos guía hacia un lugar mejor. Un despertar. Aprender. Crecer. Cambiar lo individual basado en el ego, para transformar a lo global, basado en la unión de todos. Esperanza. Juntos. Tratemos de ver esto con la gran y amplia visión de La Vida, –ella es siempre sabia y amorosa. Cuando nos demos cuenta de todo lo nuevo y bueno que trajo el año viejo – a manera de bendiciones disfrazadas y enseñanzas – podremos volver a confiar. ¡Es más! En la pregunta que hice ayer “si pudieras describir a esta año con solo una palabra, ¿cuál sería?” estas fueron la mayoría de sus respuestas: Aprendizaje Conexión Oportunidad Agradecimiento Crecimiento Reto Valoración Tolerancia Fé Esperanza Aceptación Transformación Reinventarse Adaptación Resiliencia Reflexión Bendición ¡¡…puras cosas lindas!! Así que: Suelta la tensión en tus hombros. La vida sabe lo que hace. Concéntrate en ello. “¿Porqué siempre tengo que hacer lo que tú dices? ¡No es justooooo!” Cómo dejar que nuestros hijos cometan errores en un espacio seguro. Siempre lo menciono en mis cursos y justo la semana pasada ocurrió un buen ejemplo, así que te lo platico: Mi hijo tiene dislexia, le cuesta mucho trabajo la escuela, es cierto. Pero también es un niño normal y muchas veces ha preferido jugar que hacer su tarea. Esa mañana, yo estaba en un curso y no pude vigilar sus acciones, cosa que también está bien. Hay que darles su espacio para dejar que ellos cumplan con sus responsabilidades. Y esto, a veces conlleva, dejarlos cometer errores. Con la escuela a distancia esta sucediendo mucho que la maestra del otro lado de la pantalla esta hablando sola y que los niños llevan horas de no escuchar nada. Es un verdadero reto avanzar académicamente en un lugar lleno de juguetes. Es un verdadero reto hacer que los niños no se distraigan, no enreden la pluma en su cabello, no se vayan, no se metan a otras páginas, no video jueguen… y hagan lo que tienen que hacer. La escuela de mi hijo, viendo esta tendencia en los chicos mandó un atento llamado diciendo que, “ Estimados padres de familia, los próximos sábados serán “sábados de regularización” para todos los estudiantes con rezago académico superior a 5 trabajos de retraso, deberán estar presentes en el día sábado de 8:00 a 15:00 dentro del esquema económico ($150 pesos). El dinero será únicamente para apoyar al maestro de la materia. Cualquier duda…” Y después mandó otro comunicado diciendo que “…si aún no se aplican, vendrán en las vacaciones de invierno.” Yo avisé: “Hijo, si no cumples con tus obligaciones escolares, tendrás que ir al cole los sábados.” Él lo sabía: “Me dijo el profe de programación que si no cumplo y termino el capítulo D, tendré que ir al cole el sábado.” Y aún así, no lo hizo. “Oye, me llegó un atento aviso, tendrás que ir al cole el sábado.” “¡¿Por qué?!” “Pues porque decidiste jugar en lugar de hacer tu tarea. Y además, tendrás que pagar los $150 pesos del sueldo del profesor, de tu cochinito.” “¡¿Queeeeeeeeé?!” Ya te imaginarás el nivel de protesta que se vino tras de esa noticia. ¿Qué hice yo? Me senté a escucharlo. “¿Porqué siempre tengo que hacer lo que tú dices? ¿Porqué el capítulo D? ¡Esta súper difícil! ¿Porqué siempre tengo que hacer y hacer y hacer cosas? ¿Porqué tengo que sacar dinero de mi cochinito?” Mi argumento se limitó a una pregunta: “Hijo, tú ¿qué decidiste hacer?” “Jugar, pero ¿y qué…? ¿Qué tiene que ver? ¿Porqué…? ¿Porqué…?” Lució su amygdala a todo su esplendor. Yo solo lo veía ir y venir. “Pero, ¿por qué mamá?” “Pues tu dime, ¿qué decidiste hacer?” “Ughhh… Jugar.” respondió aún enojado pero ya con más aceptación. “Bueno, pues ahí esta. Fue tu decisión. Ya sabías la consecuencia.” En medio de su coraje, se fué, abrió su cochinito, sacó el dinero y me lo dió. Siguió repelando en contra de las injusticias de la vida. Yo sólo escuché y tomé notas mentales. Yo pude haber hecho trampa y hacer la tarea yo, o pude sentarme a fuerzas con él y obligarlo, o pude argumentar que el Covid y/o frío y “pobrecito mi chiquito” y no llevarlo al cole. Pero, no. Sé la importancia de dejarlos tropezar. Sé la necesidad de no sobre-protegerlos. Sé cuán importante es hacernos a un lado y dejar que las consecuencias de la vida sean aplicadas. Yo como mamá soy su apego seguro, no su maestra. Además de que no me toca, no tengo la capacidad, su dislexia no combina la mía, para eso están los expertos. Y yo de programación no entiendo nada. El sábado que lo llevé a la escuela, he de confesar el que sí sentí feo. “Te voy a extrañar, siempre vamos a caminar y andar en bici y ahora no vas a venir. Echale ganas a la escuela, ¿va?” “Si, mamá. Te extrañaré también.” En nuestro trabajo parental, ejemplos como estos van a pasar un montón, pero eso no significa que estamos fallando en nuestro trabajo. No nos toca sobre protegerlos de las consecuencias de sus propias acciones, al contrario. Estamos dejando que ellos –en un espacio seguro– aprendan la Ley de Newton (Ley de las Consecuencias). Así es como se vuelven responsables de sus acciones –o no acciones. Estos “tropezones” son muy aleccionadores. La semana siguiente lo vi mucho más comprometido con su trabajo escolar. “¿Porqué siempre eres tú la que decide todo?” ¿Qué hacer durante un berrinche que no viene al caso? La primer noticia que recibí después de la jornada escolar fue, “Mi maestra de inglés se va. Y lloró cuando se despidió, y yo no supe qué hacer.” Platicamos otro poco más y después nos fuimos a comprar un pastel para la tarde. Yo llevaba con antojo de un pay con dátil y nuez desde hacía años, pero no había tenido el pretexto para comprarlo, así que ¡era mi oportunidad! Me metí a la pastelería lo elegí, mi hijo escogió el sabor de un macarrón -que le encantan. Y nos fuimos. Llegando al coche me hizo un berrinche enorme sobre el pastel. ¡ENOOOOORME! Objetos salieron volando, lágrimas y gritos, “¿Porqué siempre eres tú la que decide todo? ¡El pay esta horrible! ¿Porqué siempre tienen que ser de frutas? ¡Odio las frutas!” Y yo, entré en Modo Sobrevivencia también. Pero yo, cuando entro en amygdala, me congelo. Estaba con los ojos de plato viendo a mi hijo como si tuviera 2 años retorciéndose en el asiento del coche. Ah, caray… ¿Qué pasó aquí? Una vez que se calmó y se puso el cinturón, pude manejar a casa. Llegué enojada, con el diálogo interno de “este niño qué le pasa, mal agradecido, mira que mejor no le hubiera comprado su macarrón…” ya sabes, todo lo que hubiera opinado mi mamá. Llegando a casa, cada quien se fue a su rincón, tomé un tiempo para respirar y una vez que me calmé, y pude accesar a mi cerebro superior, empecé a formular preguntas… ¿porqué se puso así? Obviamente no se trata del pastel… ¿de dónde viene la raíz del problema? Él seguía en que: “¿Cómo se te ocurre un pay de higo?” Después de un rato, me senté con él, “¿Sabes qué creo qué fue lo que te molestó?”, pregunté. “¿Qué?” “Que no pudiste decidir. Tal vez tu hubieras elegido otro pastel y yo no te di chance.” “¡Si! Eso fue horrible.” Y luego, profundizando en la conversación salió la verdad. Resulta que le afectó muchísimo que su maestra se fuera, me decía entre lágrimas, “Es que, no la corrieron. Ella se va por decisión propia, ya no nos quiere. Y yo no puedo controlar que se vaya. No puedo controlar que no nos quiera.” ¡Uufff! Y si a eso le agregas que no pueda controlar la elección del pastel tampoco. Y si a la ecuación le agregas que una persona se va de su vida. Y además, que él es Hiper Sensible, y un cambio en su vida le afecta un montón y que él, lo interpreta como desamor… pues… kaboom emocional. ¿Te acuerdas que te he explicado que la Cubeta del Control no es negociable? Nuestros cerebros están conectados con una necesidad imperativa de sentir que tenemos cierto grado de control sobre de nuestras vidas, necesitamos tener opciones para elegir o nos lleva la amygdala de paseo. Es un paseo feo, en realidad. Hay muchos eventos que suceden en la vida que no podemos controlar. Como cuando alguien se va. La pandemia es otro buen ejemplo. En general, lo que sucede afuera de nosotros esta fuera de nuestro control. La Cubeta del Control se llena con cosas que sí podemos elegir y con nuestras reacciones internas ante lo que sucede afuera. “Mira hijo, ella se fue por decisión propia, no tiene nada que ver contigo. Ella tomó una decisión de su vida y no significa que no te quiera. Entiendo que te sientas sacado de onda, es normal. En cuanto al pastel, la próxima vez, ¿te gustaría poder sugerir ideas a ver cuál nos llevamos?” “Si.” “¿Ya te sientes mejor?” “Si.” Todos podemos resolver los problemas así, de una manera compasiva y comprensiva pero para eso, es necesario conocer cómo funciona el cerebro para hallarle sentido a los crucigramas laberínticos de los llantos infantiles. Es básico llevar una relación cercana con nuestros niños para poder platicar con ellos y entender por dónde van sus emociones. Es imprescindible acompañarlos y guiarlos hasta que lleguen al cerebro superior. Es elemental tirarse en el pasto a leer un libro lindo después… o comer pay de higo también funciona de maravilla, pues estas sanando la relación con una actividad linda. Hablarles a los niños de esta manera integra su cerebro, genera inteligencia emocional y crea cimientos internos inquebrantables. Si ya has tomado mis cursos y ya lo has aplicado sabes que super vale la pena, ¿verdad? (…el pay, por cierto, le encantó.) Hace dos días una mamá me preguntaba sobre qué hacer cuando su hijo entra en frustración ante una dificultad. Hace un día, lo viví con mi hijo. ¿Si leíste el artículo donde platico que mi hijo tiene dislexia? Bueno… pues en esas andamos. (Suspiro…) Cada vez que tiene que escribir una tarea es motivo de llanto. Y “¡Soy un tonto! ¡No puedo! ¡Odio la escuela, la pluma, el lápiz, el aire y el cielo!” Justo le acababa de decir qué hacer a esa bella mamá. Justo estaba yo confrontando lo mismo. No es fácil. No es fácil ver a tu hijo así y no poderlo rescatar, ayudar… ni siquiera consolar. ¿Qué fue lo que hice? Bueno, primero lo dejé llorar. Es necesario que saque la emoción y salga de cerebro reptiliano. Me senté en el suelo y lo acompañé en su frustración. Si abría la boca era para repetir lo que él me dijo, “La pluma es horrible por que no puedes borrar los errores, si, es cierto.” Después, cuando ya estaba más tranquilo, nos fuimos al jardín. Nos tumbamos sobre el pasto y antes de empezar a leer le dije, “¿Si te has dado cuenta cuánto has avanzado? En estos tres meses has dado ¡pasos agigantados! Ya lees, ya escribes, ya te preocupas si va con ‘v’ chica o ‘b’ de barco… ¿si lo ves?” Esperé a que respondiera mi pregunta, aunque fuera con un gemido. “La próxima vez que te quieras decir, ‘soy un tonto’ mejor di, ‘soy un estudiante’… ¿cómo crees que te vas a sentir de ti mismo?” Otro gemido, pero con más aceptación. “Tus neuronas están queriendo conectar, están todas perdidas, con mapa de papel, ‘¡Ey, dónde están las demás! ¡No encuentro a nadie! ¡Esperenseeeee! ¡Este mapa no dice nada!’ Y ya se rió y continuó con mi historia de las neuronas norteadas. Explicarles a los niños cómo funciona su cerebro es una herramienta maravillosa para la auto-aceptación y la paciencia con ellos mismos. Entienden que se trata de un proceso y no de algo fijo que ‘ya debería saber’ o ‘soy un tonto porque todos lo saben y yo no’. Cambiarles el guión de auto-critica injusta a ‘soy un estudiante y estoy aprendiendo’ les da herramientas para ser respetuosos con ellos mismos. Entonces, en lugar de decir, “No puedo hacer esto.” “He fallado.” “Debería renunciar.” Mejor decir, “Todavía estoy aprendiendo.” “Puedo mejorar.” “Puedo pedir ayuda.” Todo este proceso es: integrar todo su cerebro, sus emociones y su auto-compasión. Y con ello, la resilencia surge y se construye. ¿Puede haber algo más bello? Si tú contrataras a una niñera, ¿permitirías que les hiciera daño neuronal? Entonces, sácala de tu casa. Cuando yo era niña, la niñera favorita de los papás era la tele. Pero solo había un canal que transmitía las mismas caricaturas y eran hasta las 8 de la noche. Esas caricaturas ya las habíamos visto todas, ya nos las sabíamos de memoria. Y aún así preferíamos verlas que salir a jugar. Pero llegaba mi mamá, apagaba la tele –grande y fija– y nos sacaba a la calle a jugar con los vecinos. A fuerzas. Cuando mis primos eran niños, la niñera favorita eran los primeros video juegos, pero eran muy simples, no tenían tantos niveles y cada que que iniciabas un juego empezabas desde el primer nivel. Ya se sabían de memoria cómo matar al fantasma. Y aún así preferían jugar que salir a la alberca. Pero llegaba mi tía, apagaba la tele –grande y fija– y nos sacaba al jardín. A fuerzas. En esta generación, la niñera favorita es un aparato pequeño transportable, con acceso a millones de videos, caricaturas, canales, videojuegos. Todo es nuevo, mil niveles y variaciones, todo inmemorizable. Pero muchas mamás ya no hacen esfuerzo por apagar nada. Ahí los dejan al cabo que están tranquilos y no ensucian. Cada vez que hablo en contra del uso de la niñera favorita actual, las pantallas, las mamás son las primeras en defender su uso. Son los minutos u horas que tienen de santa paz… lo puedo entender. Peeeeero es mi deber decirles: están matando las neuronas de sus hijos. Múltiples estudios científicos lo comprueban. El efecto es simple: bueno, es complejo pero lo podemos resumir. Cada vez que nuestro cerebro recibe un premio, se libera la dopamina. Los videojuegos están llenos de premios, cada vez que matas a un zombie recibes un premio. Pero salen muchos zombies al mismo tiempo y hay un montón de niveles, tanta dopamina, es tan fuerte, que el cerebro hace corto circuito y las neuronas se mueren. Por un lado… y por el otro, se genera adicción a la dopamina. Cada vez que tu hijo juega videojuegos es como si le dieras un shot de heroína. Ahora, ¿qué haces cuando las verduras se están quemando en el sartén? Las dejas ahí hasta que se carbonicen o las quitas? Bueno… pues ¿vas a dejar a tus hijos enchufados hasta qué se carbonicen o les vas a quitar las pantallas? …¿qué importa más una casa limpia o un cerebro funcional? La información proporcionada abajo la conseguí de varios artículos publicados en psychologytoday .com “Juntando a todos los estudios, estos demuestran que la adicción al internet esta asociado con cambios estructurales y funcionales en las regiones del cerebro que involucran el procesamiento emocional, atención ejecutiva, toma de decisiones y control cognitivo” –dicen los autores de investigación resumiendo los descubrimientos en las imágenes neuronales, el internet y la adicción a los juegos de pantalla (Lin & Zhou et al, 2012) En realidad, no todos los niños se hacen adictos per se… pero a todos les esta haciendo un daño a nivel cerebral que nunca permitiríamos si supiéramos la realidad de esta “niñera”. Como terapeuta, observo que muchos de los niños que atiendo, sufren de sobresaturación sensorial, falta de sueño restaurativo y un hiper saturado sistema nervioso –esto es lo que Victoria L. Dunckley llama: síndrome de pantalla electrónica. Estos niños son impulsivos, mal genuidos y no pueden poner atención. Si te fijas, lo que yo veo en mi práctica es muy parecida a la descripción que he citado anteriormente describiendo el daño revelado en los escaneos cerebrales. Aunque hay muchos padres que saben que deberían limitar el tiempo de pantallas, muchas veces me cuestionan si hay suficiente evidencia como para justificar quitarles los aparatos, racionalizando que es parte de ‘la cultura de nuestros hijos’ o se preocupan que otros –como la pareja– no le den importancia a esos esfuerzos. Lee, digiere la información de abajo, aunque se sienta incómoda, y ármate con la verdad sobre el potencial daño que provocan las pantallas, particularmente en los cerebros pequeños que aún están en desarrollo. Los descubrimientos en los escaneos cerebrales en cuanto a la adicción de pantallas han demostrado científicamente que: La materia gris se atrofia. Muchos estudios han demostrado atrofía, es decir encogimiento o pérdida de volumen en el tejido de materia gris -donde sucede el procesamiento, gracias a la adicción al internet y al video juego. Las áreas afectadas incluyen el lóbulo frontal, que gobierna las funciones ejecutivas como planear, priorizar, organizar y control de impulsos, así como terminar y resolver cosas. También se ha detectado pérdida de volumen en el striatum que esta involucrado con los caminos de la recompensa y la supresión de impulsos socialmente no aceptados. Otro descubrimiento de despertó mayor preocupación fue el daño en la ínsula, la cual tiene la capacidad de desarrollar empatía y compasión para otras personas y nuestra habilidad para integrar señales físicas y emociones. Haciendo a un lado la unión obvia con comportamiento violento, estas áreas dictan la profundidad y la cualidad de relaciones personales. La materia blanca se pierde. Las investigaciones también han demostrado la pérdida en la integridad en la materia blanca del cerebro. Materia blanca “manchada” se comporta como pérdida en la comunicación adentro del cerebro, incluyendo las conexiones, desde y hacia, varios lóbulos del mismo hemisferio, uniones entre hemisferios derecho e izquierdo y los caminos entre el cerebro superior (cognitivo) y el inferior (emocional y de sobreviviencia). La materia blanca también conecta las redes del cerebro con el cuerpo y vice versa. Conexiones interrumpidas puede alentar, o comportarse como“falso contacto” o causarles un comportamiento errático. Se reduce el grosor cortical. Hong y sus colegas encontraron que la parte más externa del cerebro, ha perdido su grosor natural en los adolescentes adictos al internet. Y Yuan encontró pérdida en el grosor cortical en el lóbulo frontal en los adictos al juego en linea (adolescentes tardíos mujeres y hombres) correlacionadas con dificultades para lograr tareas cognitivas. Funcionalidad cognitiva deteriorada Estudios de imágenes han descubierto un menor procesamiento de información y menor inhibición de impulsos. Sensibilidad aumentada para los premios e insensibilidad hacia la pérdida. Y anormal actividad cerebral espontánea asociada con bajo rendimiento en los trabajos. Por un lado se presenta mayor deseo dopamina y al mismo tiempo, la función de la dopamina se encuentra atrofiada. Las investigaciones en los video juegos han demostrado que la dopamina (implicada en el procesamiento de premios y adicciones) se libera durante el juego. Y ese deseo o urgencia de jugar, produce cambios cerebrales que son similares a los antojos de drogas. Otros descubrimientos en la adicción al internet incluyen números reducidos en los receptores y transportadores de dopamina. En resumen, los estudios científicos dicen que cuando los niños pasan demasiado tiempo en pantallas se atrofian la estructura cerebral y su función. Mucho del daño sucede justamente en el lóbulo frontal, el cual sufre cambios masivos desde la 12 años hasta los 25. Todo este daño no es como para minimizarlo, los que ya han tomando mis cursos saben que el desarrollo del lóbulo frontal –o cerebro superior– determina el éxito en cada área de la vida diaria, desde el sentirse bien todos los días hasta el éxito académico y laboral, incluyendo las relaciones de amistades y pareja, la toma decisiones, el auto-control, el vivir la vida (en lugar de sobrevivirla). Sé que leer esto no es fácil, pues te he quitado a tu mejor “niñera” pero es por la salud neuronal de tus hijos. Utiliza estos descubrimientos para fortalecer tu propia posición parental en cuanto a la administración de las pantallas y convence a otros padres que hagan lo mismo. Explícale a tus hijos todo esto para que ellos sepan las razones y sácalos al jardín a jugar como lo hacían nuestras mamás. Para más ayuda en la administración de las pantallas y en cómo revertir estos cambios, compra el libro de Victoria L. Dunckley “Reset your Child’s Brain” Algunos otros artículos sobre pantallas: Referencias: https://www.psychologytoday.com/us/blog/mental-wealth/201402/gray-matters-too-much-screen-time-damages-the-brain Dong, Guangheng, Elise E Devito, Xiaoxia Du, and Zhuoya Cui. “Impaired Inhibitory Control in ‘Internet Addiction Disorder’: A Functional Magnetic Resonance Imaging Study.” Psychiatry Research 203, no. 2–3 (September 2012): 153–158. doi:10.1016/j.pscychresns.2012.02.001. http://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0278584613001486 Dong, Guangheng, Yanbo Hu, and Xiao Lin. “Reward/Punishment Sensitivities Among Internet Addicts: Implications for Their Addictive Behaviors.” Progress in Neuro-Psychopharmacology & Biological Psychiatry 46 (October 2013): 139–145. doi:10.1016/j.pnpbp.2013.07.007. Han, Doug Hyun, Nicolas Bolo, Melissa A. 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Otros papás prefieren ser permisivos y les da miedo ser firmes porque tienen pavor a desencadenar en los niños otro berrinche. El objetivo es establecer limites claros y sanos juntando ambas cualidades: ser personas amables con los hijos y, con limites firmes. Aquí les muestro algunos ejemplos, Padres permisivos: “No tienes que limpiar tu cuarto si no tienes ganas” Padres amables: “Puedo hacer tu cuarto hoy. Te ves super cansado después del soccer. Pero mañana, te toca a ti, ¿de acuerdo?” Padres permisivos: “Te mereces comprar cualquier juguete que quieras.” Padres amables: “Puedes comprar el juguete que quieras pero que sea menor a $300 pesos.” Padres permisivos: “Esta bien si no quieres hacer tu tarea.” Padres amables: “Si estas super cansado, esta bien. Descansa un rato y puedes hacer tu tarea antes de cenar.” Padres permisivos: “Come todos los dulces (galletas, pan) que quieras.” Padres amables: “Puedes comer dulces, pero elige solo uno.” Padres permisivos: “Puedes ver toda la TV que quieras.” Padres amables: “Tienes el derecho a ver la TV pero solo 30 minutos.” Los límites son necesarios. Los niños los necesitan. El cómo establecemos los limites es clave para lograr la armonía en casa. La amabilidad, la empatía, la escucha, la negociación son magníficas herramientas para lograrlo. Y si después de establecerlo, los niños se quejan y protestan, esta bien. Es válido. A nosotros nos toca escuchar su punto de vista y llegar a un acuerdo. Estas herramientas de negociación les fortalecerán su Sistema de Creencias y les servirán para toda su vida. Los Hijos Híper Sensibles se asustan con más facilidad. Es un hecho. Porque detectan sutilezas –ruidos, sombras, energía, palabras, luces, etc.– y, además, porque tienen una imaginación muy creativa e increiblemente vívida. Supe de un niño que no quería ir al baño solo porque decía que salían monstruos del WC… Darle confianza a niños así, es todo un reto. Es claro que no podremos acompañarlos al baño durante toda su vida. Pero tampoco podemos dejarlos petrificados con sus miedos, solos. En la Crianza Respetuosa el acercamiento es completamente distinto a lo que hubieran hecho nuestros padres con nosotros. ¿Qué podemos hacer? PRIMERO: Concéntrate en aumentar tu propia seguridad. No es realizable en una noche, pero es un punto esencial. Repara tu auto-estima. Habla bien de ti misma –contigo misma y– enfrente de tu pareja e hijos. SEGUNDO: Observa tus propios comentarios, Si les dices: “Te vas a caer y romper la cabeza” pues ya no va a querer subirse a la resbaladilla. “Te vas a enfriar y yo no te cuido si te enfermas”, “Pero ¿por qué eres tan tonta? ¿porqué no haces las cosas bien como tu prima?” …Pues… ¿de dónde van a sacar la seguridad en sí mismos? (por teléfono con una amiga) “…que a la tía de la sobrina se le metieron a la casa y le robaron todas sus cosas…” aunque creas que tu Hijo Híper Sensible no te esta oyendo, créeme, sí te oye y ya estuvo que perdió el sueño durante un mes. DIARIAMENTE EN LA CRIANZA Que el/ella sepa que tu amor es incondicional Yo sé que la amas. El reto aquí es que ella lo sepan. Nuestras acciones, o demostraciones de amor, a veces no son tan obvias para ella. Nunca, nunca, nunca te burles de él/ella. Nunca, por nada. Practica auto-diálogo positivo De: “No puedo” “Soy un tonto” “Soy malísima para…(x)…” Transfórmalo a: “No puedes, todavía. Es cuestión de ensayar.” “No lo entiendes, todavía. Poco a poco.” “Es cuestión de aprender.” “Eres valiente para aprender cosas nuevas” “Tu cerebro crece al aprender cosas difíciles.” “Pide ayuda cuando la necesites. Esta bien.” “Concéntrate en tus propios avances. No te compares con nadie.” Háblale por su nombre. Es poderoso y simple. Les das a entender que él es importante. Dale “proyectos especiales” Adecuados para su edad. Tirar en la basura. Lavar sus platos. Tender la cama. Asegúrate de tomar el tiempo para enseñarle y darle suficientes oportunidades hasta que lo perfeccione. Juega con ella y permite que ella dirija. Unirte a su juego le envía el mensaje que ella es importante y merecedora de tu tiempo. Permite que elija el juego y lo dirija, aunque rompa todas las reglas. Pídele su punto de vista y consejo Te vas a sorprender. ¡Son geniales! Además, les estás construyendo su confianza en sí mismo y también, demostrando que todos, aún los adultos, a veces necesitan ayuda. Y es perfectamente válido. Enséñale a planear (y eventualmente) lograr objetivos realistas. Halágalo, pero de manera correcta. Nunca los compares. Con nadie. Ayúdale a descubrir sus propios intereses y pasiones Aliéntale a intentar cosas nuevas y desarrollar nuevas habilidades. En casa. Sin que nadie los vea. Con libros. Si es introvertid@. En clases. Rodead@ de amig@s. Si es extrovertid@. QUÉ HACER DESPUES DE UN “ERROR’ Ayúdale a superar el miedo al fracaso Los errores son perfectamente aceptables, una parte inevitable de la vida, y las personas que han logrado maravillas, cometieron mil errores antes. Dale ejemplos de personajes famosos. Esto es para perder el miedo. Acepta sus sentimientos y hablen de ellos. Todos son válidos. Asegúrate que ellos sepan que estás enojada con sus elecciones, no con ellos. Ofrece critica constructiva y consecuencias razonables y relacionadas con el “error”. Rodéalos con personas positivas. Incluyendo amigos. Muchos abrazos y apapachos. El contacto físico amoroso connota amor, aceptación, pertenencia, felicidad y seguridad. Tómense el tiempo para calmar y reconfortarle. Escúcha. Escúcha. Escúchale. Después, de manera muy corta, puedes decir algo así: “Cometiste un error esta semana, ¿qué aprendiste?” “Entonces… fue un buen error. ¿Qué harás la próxima vez para que no vuelva a suceder?” Si él tiene miedo a la obscuridad o a dormir solo –aunque ya no sea un bebé, tras un buen acompañamiento de tu parte, lo que va a aprender es que esta bien vivir con ese miedo, porque nuestros ojos no son de búho y no pueden ver bien en la obscuridad, pero que adentro de casa esta complicado que se meta un león hambriento. Pero, ten paciencia porque este auto-diálogo toma tiempo en desarrollarse. – Díselo todas las veces que lo necesite. – Acompáñalo –al baño o a la cocina– todas las veces que lo necesite pero no le resuelvas la vida; “Esta bien, te acompaño pero tu te sirves tu vaso con agua. Yo te espero en la puerta.”. – Observa bien que él no te cambie el discurso, es decir, que, te empiece a mentir, “No, no es que tenga miedo, es que quiero estar contigo.” – Le puedes decir algo así “Esta bien si tienes miedo, a mí tampoco me gusta la obscuridad.” IDEAS CREATIVAS: Espejo del baño En varias hojas de papel Dibuja y/o escribe Frases como: “Tú puedes”, “Eres amada”, “Toma un paso a la vez”, “Cree en ti”, “Hoy será un buen día” Pégalas en el espejo de tus hijos. ¡Despedázalo! Que tus hijos escriban o dibujen lo que les preocupa, sus pensamientos obsesivos o lo que les da miedo… el monstruo en el closet, el bully de la escuela, la maestra, la película, el bicho del WC… Deja que observen su dibujo un par de días. Y después, cuando se sienta listo, ¡despedázalo! Rómpanlo, córtenlo, ahóguenlo, quémenlo (bajo tu supervisión, claro) Es una manera muy física de hacerles ver que ellos son más fuertes que el miedo. La raíz del diálogo auto-destructivo es el miedo. Escarben hasta encontrar esa raíz y trabajen en ello. Después platiquen cómo se sintió y cómo los sentimientos de miedo y frustración, son pasajeros. Otro día pueden pensar en estrategias o un plan para salir adelante. Recaditos (halagos de sus esfuerzos) El ponerle “Eres inteligente”, “O eres valiente” no funciona porque son expectativas nuestras, irreales e inalcanzables. Todos sentimos miedo. Todos cometemos errores. Funciona mejor resaltar sus esfuerzos y/o demostrar nuestro apoyo incondicional. En su lonchera ponle mensajitos pequeños, “Tú haces una diferencia hermosa”, “Haz tu mejor esfuerzo y diviértete”, “Tú puedes con esto”, “Te acompaño siempre”, “Yo creo en tí”, “Los retos te hacen más fuerte”, “Elige tener un buen día”, “Los errores son aprendizajes”, “Sigue tus sueños”, “No importa la montaña, la puedes trepar”, “Sigue esforzándote hasta que estés orgullosa”, “Puedes solucionar tus problemas” “Mis logros” En un papel o pizarrón pon todos sus logros, aquellos que le han costado trabajo o miedos que ha vencido. “caminar, ir al baño… miedo a las arañas, volver al cole, leer, matemáticas…” Deja espacio para que siga apuntando más logros. Ponlo en un lugar donde lo vea diario. Esto le dice, “si ya pude con esto, ¡puedo con lo que sigue!” Lo que amo de ti En un papel, cartulina o pizarrón, Cada integrante de la familia, que apunte algo sobre tu hijo. Puedes hacerlo con todos los integrantes de tu familia. Lo que amamos de Mateo es: “Su risa”, “Ama a los perros”, “Juega basketball super bien”, “Su creatividad”, “Siempre esta dispuesto a ayudar en casa”, “Sus ojos”, “Es buena onda” Los miedos no se rompen, ni se desvanecen. La manera de trascenderlos es abrazándolos y, bajo esa aceptación profunda, tomas aire y te avientas. Y la única manera de aventarte completo (y no desintegrado, porque hay gente que se avienta pero rota por dentro) … es sintiéndose seguros. Necesitan tener una verdadera confianza de que están a salvo. Y que cuentan contigo en las buenas, en las malas, en las vueltas y en las volteadas. Los HS estamos programados para buscar el peligro. Para estar alertas todo el tiempo (para eso fue creado el rasgo, en realidad). Entonces, por lo mismo, este sentimiento de seguridad nos toma más tiempo en desarrollar. Paciencia. Si papá y mamá están tranquilos con quien es el niño, él estará tranquilo consigo mismo. Si, además de la aceptación, sienten tu apoyo, entonces esa seguridad les dará la fuerza para aventarse al siguiente reto. Esto es resilencia. Esto es triunfar en la vida. Leer artículo relacionado sobre «la ciencia atras de las pantallas» AQUI y AQUI Leer sobre «la ciencia atras de las pantallas» AQUI Las pantallas no son buenas para nuestro cerebro, ni ojos, ni sistema nervioso… pero… están siendo necesarias, ni modo. El procedimiento a seguir con los integrantes de nuestra familia es: la concientización. Haz una reunión familiar y pregúntales: ¿Qué es lo que nos pasa después de muchas horas de pantalla? ¿De qué humor estas? ¿Cómo se sienten tus ojos? ¿Tu cuerpo? ¿Te quedan ganas para hacer otras cosas? 6 consejos y acuerdos: Pónganse de acuerdo en los siguientes puntos: Tiempo de pantalla limita el crecimiento emocional: La pantalla es una manera de evadir cualquier dificultad, ya sea un reto o regulación emocional. Esto significa que si tienen algún problema, se meten a TikTok y se olvidan de todo. Las pantallas provocan además que los niños y jóvenes anden de mal humor, baja concentración y poca auto-estima. Estas son malas condiciones para lograr crecimiento y persistencia. Es necesario dejar las pantallas lo más que se pueda. Sé el Mentor de tus hijos Hagan “Planes de uso de pantalla” en donde se balancea y se coachea su uso (no tanto como restricciones y limites) Cuando tus hijos sepan que lo haces por su bien, cooperarán más fácilmente. Inventario emocional Muchos niños y adolescentes sobre-usan las pantallas buscando apoyo emocional y de conexión. Crea espacios sin pantallas, de conexión persona-a-persona, interacciones seguras y pacíficas. Busquen la empatía y la conexión no verbal, – idioma, expresiones faciales, tono de voz… hablen de las reacciones emocionales en un espacio real. Planeen metas en una “dieta de redes” Una vez que se den cuanta de cuánto les afecta estar enchufados, planeen solucionar cómo romper el habito. Por ejemplo: “Tenemos que apagar pantallas, ¿qué se les ocurre?” Pueden proponer usar timers, borrar apps… mañana para el cole y tarde libre… todas las ideas son bienvenidas Para la escuela, concéntrense en el proceso y no el resultado. De: “Voy a terminar todas mis tareas el viernes” A: “Voy a hacer mi tarea durante 15 minutos sin distracciones” Esto crea hábitos, ética en el trabajo y presencia. Pon un horario inamovible sin pantallas. Además de las comidas y en las noches… organícense para tener unas 2-3 horas en las tardes sin una sola pantalla encendida. ¡Apaga tu WIFI también! Se necesita hacer un esfuerzo adicional para salir de ese aletargamiento físico y jugar. Hacer ejercicio o salir a caminar. Pero, es super super super necesario. El buen humor de la familia depende de ello. Lee más en el articulo relacionado en el video sobre: «Como manejar los miedos de tu Hiper Sensible» AQUI
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