
Deja de castigar a tus hijos.

Deja de castigar a tus hijos.
Para empezar no entienden nada. No aprenden nada. No se logra nada.
Y para seguir, los hijos son listos y van a encontrar la manera de escabullirse, de mentir, de hacer trampa, de robar, de… lo que sea con tal de lograr su objetivo, ya sea ético o no.
En lugar de castigar, ten una conversación con ellos.
NOTA IMPORTANTE: una conversación. Es decir, escuuuuucha. Es decir no des un rollo de tres horas, ¡como lo hacían nuestros padres!
Acércate a sus comportamientos con curiosidad. Pregunta, “¿Para qué hiciste eso…?”, “¿Cuál era tu objetivo de hacer…?”
Escuuuuucha.
Haz pausas.
Vuelve a hacer preguntas y más preguntas.
“Entonces lo que pasó fue (…), lo que tú querías es (…) y lo hiciste por (…) ¿estoy en lo correcto? Ahora, analicemos ¿cuáles fueron las consecuencias? (…pausa… escucha…) ¿Cómo lo vas a corregir? ¿Qué ideas se te ocurren? ¿Necesitas que te ayude?”
Es a lo largo de la conversación que se establece la conexión y D E S P U É S la corrección.
De esta manera, fortaleces el apego, fortaleces a tus hijos y la corrección se da por añadidura.
Con los castigos solo estimulamos el Modo Sobrevivencia del cerebro. Con la conexión y el dialogo estimulamos todo su cerebro, fortalecemos el desarrollo del cerebro superior hacia la solución de problemas, la resiliencia y la auto-valía; herramientas que usará toda su vida.
