
Cuando los hijos se niegan a hacer nuestros planes

“Ash qué flojera… ash qué aburrido… no quiero ir…”
A veces hacemos los planes más divertidos para llevar a los niños y nos salen con “Ash qué flojera… ash qué aburrido… no quiero ir…” y nosotros entramos en una profunda crisis existencial.
Antes de ahorcar al hijo, pensemos las posibles razones. Dependiendo de la razón, encontramos la solución.
1) La apatía en realidad es miedo.
Es una forma del Cerebro Reptiliano de congelarse. Además que es más cool decir, “qué flojera” a decir, “tengo miedo”.
Vayamos a la causa de raíz. ¿A qué le tiene miedo? Si nosotros les hemos dicho, “no te me separes, te pueden robar –o te puedes perder…” Y luego les decimos, “ven acompáñame…”, pues claro que no van a querer venir.
2) ¿Hay opción de pantallas?
Dada la alta adicción a las pantallas, si los chicos tiene la opción de quedarse a ver una película (o video jugar) o salir a algún lugar… siempre van a preferir quedarse.
Quítales el acceso a la TV, celular, videojuegos, tablet o cualquier otra pantalla para que la vida de afuera sea más interesante que quedarse en casa viendo el techo. Durante el paseo aprovecha la ocasión para platicar con ellos, preguntarles sobre sus intereses, los últimos chismes y decir bromas bobas.
3) ¿Le avisaron con tiempo?
Los niños Altamente Sensibles necesitan tiempo para prepararse y preprogramarse. Recuerda que una salida implica salir de su zona segura y esto lo estresa. Cuando tienen tiempo para hacerse a la idea, es más fácil que accedan a ir.
4) ¿Le dieron a elegir?
A todos nos gusta ser tomados en cuenta en las decisiones, a los niños también. A veces cuando llegamos con La Super Sorpresa, con la mejor intención, los niños lo sienten como una imposición. Es tema de Cubeta del Control. Es mejor darles a elegir para que se sientan escuchados.
5) ¿Esta cansado o sobre saturado?
Si ya eliminamos todas las posibilidades anteriores, cuando ya no les interesa ningún plan, es porque los niños están ultra cansados y necesitan quedarse en pijama viendo el techo o jugando o haciendo aquella bella actividad que los desatura. Es necesario darles este espacio sobre todo si ha sido una semana llena de cosas.
A veces nos gusta llegar con la sorpresa, el problema es que tenemos la expectativa de que nos dirán, “¡YAY! Super! ¡Wow! ¡Gracias!” y cuando no lo hacen lo sentimos como cuando se poncha la llanta del auto, nos queremos morir.
Es mejor prevenir tomando en cuenta estas cinco opciones. Es un constante negociar, “oye tenemos este plan, ¿te gustaría?”, pero a veces es mejor para evitar decepciones y pleitos. Puede llegar a ser agotador, pero es importante hacer valer su voz y su voto. Finalmente, si ellos aprobaron el plan, lo harán con mucha alegría dejando el “ash…” para otras cosas.