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¿Cómo puedo lograr que mi hijo haga la tarea?

¿Cómo puedo lograr que mi hijo haga la tarea?

Cuando yo era niña, mi mamá se auto-prometió “nunca de los nuncas” sentarse a hacer la tarea conmigo. Y lo decía con mucho orgullo. Yo me recuerdo sentada en mi escritorio hoooooras haciéndome bolas sola con lo que parecía un mundo interminable e incomprensible de deberes. Veía a mis muñecas leeeeejos, leejos intocables e inalcanzables. Y también recuerdo que le creé personalidades a los números… y ninguno me caía bien. (El 3 era una niñita sangrona, el 6 era un payaso de fiesta y el 9 era como una directora de escuela vestida siempre de rojo tinto…)

O sea… divagaba… ¡muchísimo!

Ahora veo que mi hijo también divaga. Pierde la concentración con una rapidez impresionante 

–igual que yo. Si mi mamá hubiera sabido que el TDA existía, seguro me mal diagnosticaba con eso. No. Yo era una niña Altamente Sensible, Altamente Sobre-Saturada. Altamente Perdida.

A la fecha no sé cómo logré sobrevivir el cole.

Recordando cómo fui y viéndome reflejada en mi hijo estoy en la disyuntiva. ¿Le hago caso a mi madre de “nunca de los nuncas” sentarme con él? Pero si hago eso, jamás la va a hacer. La odia y con cualquier detalle, avienta el lápiz y ¡no lo vuelve a levantar!

Si algo he confirmado una y otra y otra y otra vez como Coach Parental, es que los niños necesitan acompañamiento. Ayuda.

No se trata de que yo le haga su tarea, que yo tome el lápiz y trace el margen porque solo a mi me queda bonito ¡no! ¡para nada!

Y tampoco se trata de estar ahí de mala gana, con actitud de “Ash, escuincle mira que yo tengo tantas cosas que hacer… ¿qué quieres? ¡Qué lata das!”  No. En lo absoluto. La atención y el amor se da a borbotones y de buenas, los límites se ponen en otras áreas.

Es solo acompañarlo. En la misma habitación, él hace sus tareas y nosotros las nuestras. Él hace sus corajes y yo estoy ahí para cachar el lápiz. “¿En qué te atoraste? ¿Cómo te puedo ayudar?”

Obviamente sí me quiere dar el lápiz, obviamente se lo rechazo. “La tarea es tuya, no mía. Yo estoy con mis obligaciones. Tú con las tuyas. Aquí te acompaño, si tienes cualquier duda, dime.” 

En momentos de crisis, debemos darles la contención, la concentración y la tenacidad que todavía les falta por desarrollar. Y la tarea es solo un pretexto para esa buena lección.

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