
¿Cómo motivar a los niños a que se esfuercen –sin forzarlos?

Hace muchos, muuuuuchos años, cuando yo estaba en la primaria, la maestra nos pidió que recicláramos materiales y que hiciéramos una maqueta de la Niña, la Pinta y la Santa María. Yo obedecí. Utilicé cartón, algodón y otros materiales que yo tenía en casa. No quedó colorida ni bonita pero los materiales eran reciclados y la hice yo.
Mi maestra me regañó.
Mi calificación fue mala.
Cuando ví los trabajos de mis amigos, era obvio que los materiales de sus maquetas no eran reciclados y que su mamá se la había pasado tres o cuatro tardes haciendo la tarea, y evidentemente no ellos…
¿Qué hice para las siguientes tareas? Nada. No le eché ganas. Cero motivación.
Y eso mismo lo he visto una y otra vez con mis pacientes, familiares y amigos.
Entonces, si estás observando que tus hijos no se sienten inspirados para este nuevo ciclo escolar, es importante hacer estos pasos:
Lo primero es entender las posibles razones de porqué no se quieren esforzar.
En esta época de pandemia, es posible que tus hijos hayan perdido el norte y sientan que “¿para qué?” O puede ser algo más sencillo como que tengan hambre, ansiedad, cansancio, o no se sienten atraídos en el método de enseñanza, etc.
Puedes decir algo así, “Entiendo que hoy no te sientes con ganas, al mismo tiempo, es bueno que lo intentes. ¿Hay algo que te moleste? ¿Me quieres platicar?”
Lo segundo es ayudarle a que se auto-evalúe.
Conforme los niños crecen y se dan cuenta, pueden decir con toda honestidad, qué les funciona y qué no. También pueden analizar lo que sucedió y encontrar nuevas formas para que funcione mejor la próxima vez.
Puedes decir algo así, “¿Cómo lo hiciste?”
Si te responde, “No sé…”
Puedes decirle, “Bueno, es posible que no sepas. Aunque cuando nosotros ponemos todo nuestro empeño, lo sabemos. ¿Estás pudiendo echarle ganas?”
“Ummhh…”
“¿Quieres proponer ideas para resolver esto de una mejor manera?”
Lo tercero es, pausar y pensar en la razón u objetivo de la tarea a realizar.
Muchas veces, dar el 1000% de esfuerzo, no es necesario. Si tienes claro que lo que importa es su dedicación, el ser creativo, el resolver un problema… si les falla un poco la ortografía, tal vez no sea tan importante.
Así que pregúntate a ti mismo, “¿Cuáles fueron los resultados en lo que realmente importan? ¿Realmente me necesito preocupar si la maestra no entendió el concepto? ¿Es necesario que sean perfectos en todo?
En estos tiempos complicados, lejos de unirnos al caos y desgano, recordemos que nosotros somos las anclas emocionales de los niños. Debemos abrazarlos más, anticiparles más, acompañarlos más, guiarlos más… demostrar que nosotros somos los adultos para que ellos tengan en donde relajarse y ordenar sus ideas y sentimientos.
Lo que buscamos en la crianza de nuestros hijos NO es la calificación perfecta, ni la conducta perfecta, sino construir los cimientos internos que les den fuerza para salir adelante en la vida.