
Las dudas, las inseguridades que, no solo nos atormentan toda la vida, sino que también nos boicotean inconscientemente, vienen del Sistema de Creencias que nuestros papás nos generaron antes de los 6 años de edad.
Los niños se hacen preguntas, “¿po’que el cielo es azul?”, “¿po’que los pingüinos no vuelan?”
Los niños siguen observando y si notan que mamá esta demasiado ocupada, continúan con sus preguntas “¿po’que mi mamá no me hace caso?”, “¿po’que no soy querible?”, “¿po’qué no soy suficiente?”, “¿po’que no puedo?”, “¿porqué soy tonta?”
Esto sucede de los 0 a los 6 años: Observan y hacen preguntas, en base a nuestro comportamiento, es decir, lo no verbal.
De los 7 a los 14 años, los niños siguen haciendo preguntas pero además, escuchan todas nuestras frases, pleitos, discusiones y demás.
“No puedes.”
“Te vas a caer.”
“No seas flojo.”
“¡Qué lata das!”
“Eres un (agrega el adjetivo calificativo que gustes)…”
Para los 21 años, esas creencias / conclusiones están más que aprehendidas. Todo lo que nosotros les dijimos –incluyendo nuestros peores momentos– se ha vuelto su voz interior.
“No puedo.”
“Me voy a caer”
“Soy un flojo.”
“Mejor me callo.”
“Soy un… (…)”
Y estas frases, van a ser los pensamientos limitantes que NO van a permitir que sea feliz, exitoso, capaz, creativo, fuerte, resilente y un largo etcétera. Estas frases son las que lo van a boicotear de manera subconsciente cada vez que quiera intentar algo… ya sea emprender un negocio, enamorarse, terminar un proyecto, u lo que sea –dependiendo de lo que nosotros les hayamos dicho.
Yo tengo esa vocecita.
Todos tenemos esa vocecita.
¿Qué hubiera pasado si nuestros papás nos hubieran dicho, “creo en ti, sé que puedes. Inténtalo hasta que lo logres” , “Eres amado, estás a salvo, te estamos cuidando”, “Aquí estoy para ti, ¿qué necesitas de mi? ¿en qué te puedo ayudar?” ?
Y no lo hicieron, no por falta de amor, sino porque no lo sabían. Pero ahora que nosotros lo sabemos… es imperativo cambiar la estrategia en la crianza. Nuestros hijos lo valen.
¿Qué se necesita para un Sistema de Creencias sano?
Amor, Atención y Validación
Así de sencillo.
Pero estas tres cosas,
1) Hay que saber darlas
De poco sirve decirles “Ya, al fin pasaste matemáticas, qué friega ha sido.” Pues si… estamos validando peeeero... digamos que hay mejores maneras de hacerlo.
2) Se dan a borbotones y de buenas.
De nada sirve darles atención con la peor cara, con actitud de “¡Aghh que lata das! ¡Ya! ¿Qué quieres?”
Más abajo daré buenos ejemplos, pero primero quiero aclarar, ¿cuáles son nuestras actitudes no conscientes que hace que nuestros hijos sientan y después crean que no los amamos, que no los vemos y que no reconocemos sus logros?
Amor
Con frases como, “Yo no quiero a las niñas lloronas, eh…”
Es decir, cuando condicionamos nuestro amor cuando, por ejemplo, hacen berrinches o se sacan malas calificaciones. En algún momento de la historia creyeron que para que un niño hiciera lo correcto primero deberíamos hacerlos sentir mal, o burlarnos de ellos o regañarlos por como son. Es decir, utilizan al amor como chantaje para lograr que obedezcan. El problema es que el niño no deja de amarnos a nosotros, sino que deja de amarse a sí mismo. Y lo más triste es que deja de ser una creencia y para ellos se vuelve una verdad absoluta: no soy suficiente. No Soy Querible.
Atención
Cuando los papás estamos demasiado ocupados con el trabajo, con el celular, los amigos, la familia, la ropa, la cocina, la planchada, la televisión, los trastes sucios, la casa sucia… tan ocupados que olvidamos jugar con ellos. E incluso ellos se vuelven otra tarea más: hay que bañarlos, peinarlos, lavarles los dientes, vestirlos, llevarlos a la natación… nos concentramos más en las tareas por hacer que –irónicamente– en ellos. Ellos son la razón por las cuales hacemos todo lo que hacemos… pero lo olvidamos. Y ellos en base a lo que lo ven y sienten, lo interpretan como: “¿porque el celular de papá es más importante / interesante que yo?” , “¿porque su trabajo es mas valioso que yo?”, “¿porque los demás son más importantes que yo?”, “¿porque yo no valgo nada?”
Validation
La validación es cuando reconocemos los pequeños triunfos. Llega nuestro hijo de 7 años, tendió su cama, toda chueca y en lugar de celebrar su esfuerzo, nos preocupamos en enderezar todas las sábanas. “Ay mira, que fea te quedó la cama, mira nomás, ¡eres un flojo!”
Los niños necesitan tiempo para aprender a hacer las cosas, mucho tiempo. Son años de maduración neuronal, psicomotricidad fina y gruesa y memoria. No necesitan que les recordemos lo mal que lo hicieron, sino su esfuerzo. Por que si no sus preguntas serán, “¿porque no puedo?”, “¿porque solo mi mamá puede hacer las cosas bien?”, “¿porque soy tonto?”
Después, esas dudas se vuelven afirmaciones. Lecciones aprendidas y aprehendidas. Enterradas en el subconsciente. Que no les permite dar pasos ni ser felices. Se acostumbran a buscar relaciones en las que no son vistos, amados ni validados. O consiguen trabajos mediocres en los que no son felices, pero no se animan a buscar más por miedo.
“Si no puedo ni tender la cama… me consigo un trabajo que no me exija mucho. Si no he podido antes, tampoco voy a poder después.”
Reprogramar la mente que ya decidió esto, sí es posible, por la neuroplasticidad. Peeeeero costará muuuuucho trabajo, muuuuchos años. Ese va a ser nuestro trabajo. Tenemos esa mega-herida que sanar. Y qué bueno que nos toca a nosotros por que sí podemos. Al mismo tiempo, como padres de nuestros hijos hermosos y sabios es mejor darles un Sistema de Creencias sano desde ahorita, ¿estamos de acuerdo?
Entonces, vamos por temas,
Amor
Los limites se ponen en otras áreas, no en el amor.
“Te amo, te acepto, te abrazo, te contengo como eres.”, “Me sorprende que hayas sacado 5 en tu examen, ¿estas sorprendido también?”, “No te gustó que no te dejara meterte a la alberca, entiendo que estás enojado. Se vale.”, “¿Quieres llorar? Llora, esta bien. Aqui te abrazo. “Estas frustrado, y te entiendo. Lo que no esta permitido es pegarle a tu hermanito.”, “Así eres tú y así te quiero. No te cambiaría por nada en el mundo.”
Atención
“¿Qué necesitas de mi? Aquí estoy para ti.”, “¿Tienes miedo? ¿Qué puedo hacer para que te sientas mejor?”, “Tengo que atender estas llamadas, necesito un tiempo para concentrarme y hacerlo, terminando jugamos a lo que tu quieras, ¿qué juego vas a querer?”
Validación
“Antes no podías, pero ahora ya puedes”, “Es cuestión de ensayar”, “Claro que tú puedes… es cosa de ser constante”. “Esta bien que te cueste trabajo, tus neuronas están conectándose de una manera nueva!”, “Creo en ti, ¿qué estrategias / planes / ideas has pensado para lograrlo?”
Entonces ya entienden: “no es que sea tonto sino que estoy aprendiendo”, “Si pude con eso, puedo con esto.”, “Si mamá me dice que sí puedo, pues… voy a poder. Ya sé que es cuestión de esforzarme o pedir ayuda!”
En resumen:
Nuestras acciones se vuelven sus creencias.
Nuestra voz se vuelve su propia voz.
Entonces, sanemos nuestras heridas para ya no pasar esa estafeta. Y, después de cada momento, juego, lección, pregúntate: ¿qué esta obteniendo él / ella de esta situación? ¿Qué le dí que es positivo para su psique?
Photo by Pixabay: https://www.pexels.com/photo/baby-holding-white-wooden-stool-459976/
Agregar comentario