Cuando los hijos nos dicen mentiras, nosotros solemos sentirnos heridos, avergonzados o decepcionados. Solemos creer que “ya es un mentiroso” y que será así para siempre.
Una traición a nuestra confianza se da después de que le has dado a tu hijo alguna responsabilidad, libertad o privilegio que él mal usa o abusa. Nuestra primer reacción puede ser de enojo o traición, pero es importante recordar que esto no se trata de nosotros. Aunque se sienta personal –“me mintió a mi”– no necesariamente es una reflexión de nuestra parentalidad. En lugar de tomarlo personal mejor hay que analizar su error, tomar acción y ayudarle a entender cómo tomar responsabilidad de su falta.
¿Qué podemos hacer?
1) No reaccionar emocionalmente a su comportamiento.
Si te pones demasiado emotiva y, por ende reactiva, puedes perder la oportunidad de enseñarle cómo tomar mejores decisiones en el futuro. Si explotas, entrarás en una lucha de poder y tu hijo no va a aprender ni ganar nada de la experiencia.
2) Antes de soltar Consecuencias, ten un Plan.
Supongamos que se escapó de la casa y se robó tu auto. No necesitas reaccionar a la situación inmediatamente. Mejor toma un tiempo para crear un plan. Si sueltas consecuencias en el calor del coraje, puedes decir cosas de las cuales te podrás arrepentir y perder la oportunidad de enseñarle algo que sí vaya a comprender.
Frena. Piensa. Genera varias ideas y analiza cuál es la consecuencia que sí va a ser productiva, no para someterlo, sino para enseñarle conceptos éticos importantes.
Recuerda, hay una diferencia importante entre los castigos y las consecuencias. Lee el artículo!
3) Pídele a tu hijo que escriba lo que hizo.
Si hizo algo que no debió, lo primero que necesitamos es que lo reflexione. Se puede ir a su habitación y escribir su versión de lo que sucedió. Es importante que anote tanto sus pensamientos y emociones como los hechos. Esta es una magnífica manera de empezar para que se haga consciente de sus acciones y tome responsabilidad.
4) Investiga los detalles del evento.
Mientras esta escribiendo, ponte a investigar con sus amigos o los papás de sus amigos todo lo que puedas sobre el incidente. Investiga quién estuvo involucrado, en dónde y durante cuánto tiempo. Junta toda la información que puedas.
5) Escucha a tu hijo.
Una vez que hayas juntado todos los detalles, siéntate a conversar con tu hijo y escucha su lado de la historia. Pídele que recuerde lo que estaba pensando. Concéntrate en su pensamiento y las decisiones equivocadas que tomó. Puedes decir algo asi:
“Es decir, tus amigos estaba tomando alcohol y tú sentías demasiada vergüenza como para admitir que nunca habías tomado antes, así que decidiste tomar. ¿Esto es correcto?”
Si intenta culpar a sus amigos, dile,
“Creo que le estas echando la culpa a tus amigos por el echo de que tú estabas tomando.”
6) No eches culpas, no justifiques.
…y no permitas que tu hijo eche culpas ni se justifique. No permitas que te diga pretextos como, “Mis amigos me obligaron.” Recuerda, si permites que no tome responsabilidad de sus acciones, es obligarle a que se siga metiendo en problemas.
7) Cuando los hijos rompen nuestra confianza.
Tendrán que vivir las consecuencias impuestas por nosotros y/o legales de sus acciones y enmendar su error. De momento es difícil y doloroso, pero de esta manera aprenden lecciones importantes.
8) Cuando su comportamiento es especialmente malo, serio, peligroso o pone en riesgo a si mismo y a los demás.
Tienes que responder con la seriedad de la acción. No más “mamá linda”, no puedes ser permisiva, ni minimizar sus acciones. Debes de ser super firme en las consecuencias impuestas: no más privilegios, no más permisos para salir, no más libertades, por ejemplo. Adiós al celular, a los videojuegos –que nunca debió de haberlos recibido desde un principio–, es decir, debe de pagar el precio. Y claro que va a reclamar y protestar. Y ese es exactamente el punto: no debe de estar cómodo ni contento.
Recuerda; no se trata de avergonzar a tu hijo.
Se trata de hacerlo responsable, “Tener un auto es una enorme responsabilidad. Decidiste beber alcohol y manejar, como abusaste de esta responsabilidad, has perdido el privilegio de usarlo.”
Las consecuencias tienen que ver con la libertad y la responsabilidad, no con la vergüenza ni con hacerlos sentir mal de si mismos, porque entonces se vuelve un pleito entre papá / mama versus hijo. Lo que queremos es que tu hijo ponga atención en el verdadero problema: su proceso de malas elecciones.
“Creíamos que podíamos manejar esta cantidad de libertad, pero esta situación nos mostró que todavía no puedes. Así que vamos a regresar a lo básico y vas a tener que ganar tu libertad y tus privilegios poco a poco, uno a uno. Si quieres el auto de regreso, me tendrás que demostrar que puedes con esa responsabilidad también, dentro de varios meses.”
Durante este tiempo, observa cómo le afectan las consecuencias. ¿Tienen un impacto? ¿Hay algún remordimiento? ¿Hay alguna mejoría? Si sí, puedes empezar a regresarle algunas libertades. Si no, retira los privilegios otra vez.
Cuando le vuelvas a dar sus privilegios, hazlo muy poco a poco. Por ejemplo, “Puedes manejar de la casa a la escuela, si no te metes en problemas durante x tiempo, podrás manejar hacia los entrenamientos de futbol. Si todo va bien durante x tiempo podrás salir una tarde a la semana y debes de regresar exactamente a la hora establecida…” De alguna manera estas reforzando tus reglas y estás observando cómo va reaccionando a ellas y poco a poco dándole un pasito de libertad.
Las consecuencias deben de tener una fecha de limite. Por más que te mueras de ganas, no puedes ceder antes del tiempo acordado bajo el pretexto de que “ya se portó muy bien”. Y tampoco no puedes castigarlo para siempre. Cada paso debe ser significativo para ti y para tu hijo. Debe haber limites en estos pasos y tu hijo debe construir su libertad con cada uno. Así que en lugar de castigarlo hasta que cumpla la mayoría de edad, toma su libertad y exígele que se la gane de una manera responsable.
“Castigar a los hijos solo es comprar tiempo. Es mucho más efectivo enseñarle a portarse bien mientras paga el precio de sus malas decisiones.”
Las consecuencias se deben de establecer de manera congruente, coherente y consistentemente pero si lo haces, empezarás a ver resultados. Así que date también la oportunidad de ver cómo va decidiendo cada vez mejor. Busca lo positivo, en lugar de lo negativo. Permite que vaya construyendo tu confianza también. Esto puede ser difícil, especialmente si lo que hizo fue muy grave, pero haz el esfuerzo. Y dile a tu hijo cuando veas que haga algo bien.
Regresando a la primer pregunta, ¿Podré volver a confiar en mi hijo?
No.
Mientras tu hijo sea adolescente, no podrás volver a confiar en él al 100%. Parte de la adolescencia, es que retan los limites, empujan todo lo establecido. Y también toma en cuenta que nunca vas a conocer toda la historia y que, finalmente, es su vida y que ellos vivirán las consecuencias.
Aquí esta el meollo: Cuando tu hijo se meta en comportamientos peligrosos, no reacciones emocionalmente. Por mas que la entiendas, tú no eres su amiga, eres su coach, su mentor. Como su mentor necesitas establecer los limites de manera consistente y seguir los lineamientos estrictamente para enseñarle a ser responsable y a rendir cuentas. Recuerda, ver a tu hijo tomar responsabilidad por sus acciones es el primer paso para reconstruir la confianza.
Photo by 蓝茶 Bluetea: https://www.pexels.com/photo/model-in-sweater-lying-on-grass-27545223/
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