¿Es normal?
Si.
¿Es parte del rasgo?
Si.
Pero, ¿porquéeeee?
Pues… porque… ¿recuerdas cuál es la primer característica del rasgo?
Profundidad de análisis.
Es decir que analizamos con detalle prácticamente todo. Lo que nos dijo la tía Choco en Navidad, el comentario “al azar” del primo en Semana Santa, la “pequeña observación” de la suegra en las vacaciones de verano… y las consecuencias de esos comentarios.
“¿…y si sí es cierto? ¿De verdad mis hijos me manipulan o es que los escucho y tomo en cuenta sus puntos de vista? Pero entonces, ¿qué hago? Cuando esté frente a ella, ignoro a mis hijos para que no tenga nada que comentar. Pero entonces mis hijos se van a confundir. Pero entonces… y si mejor hago “x”, pero entonces... No, no, mejor hago “y”, pero entonces…”
3 de la madrugada y la cabeza no para de dar ideas, sugerencias, consecuencias y otro plan.
O cuando vamos a un restaurante y nos ponemos a pensar qué queremos de comer y nos imaginamos cada uno de los sabores que vienen en el menú, a ver si traemos antojo de dulce, agridulce, salado, carne, pescado, pero ¿y la dieta? Mejor una ensalada, no no, para comer lechugas mejor en mi casa … y mientras el mesero desesperado a punto de arrancarnos la cabeza.
¿Te suena conocido?
Y a los niños Altamente Sensibles… y a nuestra pareja si es HSP (por sus siglas en inglés)… les pasa igual. Y a veces tomar una decisión “rápida” en familia puede poner a reto la paciencia de cualquiera.
Las Personas Altamente Sensibles analizan profundamente cualquier consecuencia. Tomar una decisión, sabiendo lo importante que es, nos resulta un poco complicado y tardado. A veces para no desesperar a los demás, terminamos haciendo lo mismo: Acabamos pidiendo el mismo platillo de siempre en el restaurante. O usando la misma camisa todos los jueves.
Para ya no pensar en detalles abrumantes, “mas vale viejo por conocido…”
A veces también los niños se muestran como indecisos, porque todavía no están seguros de qué y cuánto pueden tolerar. Por ejemplo cuando están en pleno berrinche, que no pueden decidir si te quieren cerca o no. A veces nosotros somos más estímulo y ya no pueden con nada mas… pero tampoco quieren quedarse solos. Puede ser bastante confuso.
Pero si te fijas, esto de pensar en las consecuencias es algo bueno. ¿Qué hubiera pasado si hubieran pensando en no aventar basura al mar hace 50 años? ¿En no dejar que el conductor designado manejara si traía varias copas de mas? ¿Puedo con la idea de tener al novio encima o mejor lo alejo un poco?
Entonces, sonríele al mesero, pídele unos minutos más para decidir y deja que tus hijos sigan pensando en las consecuencias de sus acciones. Es un hábito muy MUY bueno.
(…y a la tía, el primo y la suegra, ignóralos. Tú sabes lo que haces ;)
Ahora, si ya te has dado cuenta que la indecisión te esta paralizando en un momento importante de tu vida, porque ya lo has pensado tanto –y ya llegaste siempre a los peores consecuencias del siglo– es momento de… ¡ALTO!
La mente es como un chango loco que brinca de una rama a otra, de un tema a otro y no se esta en paz. Las Personas Altamente Sensibles solemos sufrir de esto y luego no sabemos cómo detenerla. ¿Qué podemos hacer en esos casos?
Ahí es cuando sacamos todo el arsenal de herramientas de Mindfullness: Meditación. Yoga. Tai Chi. Pintar. Cantar. Bailar. Hacer ejercicio.
¿Porqué funciona?
Porque la mente se concentra en lo que hace el cuerpo –o en el mantra, en el caso de la meditación– y eventualmente, se aquieta. Cuando la mente está en paz, es cuando puede entrar la sabiduría de la intuición.
“No esta mal tomar una mala decisión, lo que esta mal es dejar de decidir”, escuché en algún lado. Y me pareció muy sabio. Sigue a tu intuición, sigue decidiendo y síguete moviendo. Como sea, siempre se puede corregir a lo largo del camino.
Photo by Pouria Teymouri: https://www.pexels.com/photo/woman-in-black-top-standing-beside-wall-3082926/
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