
Nos es muy difícil escuchar a nuestros niños hablar negativamente de si mismos, y generalmente brincamos a inmediatamente negar sus frases y decir cosas como, “¡No, no! ¡No lo eres!” o “Eres hermosa / inteligente / llena de virtudes…”
Desafortunadamente, cuando decimos cosas así, los niños únicamente se sienten ignorados y no comprendidos. Entonces, en lugar de discutir con su auto–plática negativa, mejor escucha y empatiza.
Puedes decir algo así:
“Me da mucha pena que, en estos momentos / tras esa experiencia, sientas eso de ti misma. ¿Quieres que te diga cómo te veo yo? Te observo como una niña hermosa, inteligente, amable, amorosa…”
Recuerda: la relación con tus hijos (que es lo más importante de la parentalidad) depende en que ellos se sientan escuchados y comprendidos. Esto es de vital importancia. Entre más los escuches sin tratar de corregirlos ni rescatarlos, más fuerte será la conexión entre ambos.
Incluso, puedes avanzar un paso más hacia adelante y hacer preguntas –si es que los ves en el humor de platicar.
“Mmhhh… sientes que no eres buena en esto. ¿Te sientes con ganas de pensar en ideas en cómo puedes mejorar?”
“Lamento que te sientas de esta manera, ¿me puedes contar las razones?”
“Ese es un sentimiento fuerte, ¿me podrías platicar más?”
En lugar de decirles lo que deben pensar y sentir, mejor ponlos a hablar.
En lugar de tratar de empujar sus emociones afuera, mejor valídalas y acompáñalas.
Photo by Yan Krukau: https://www.pexels.com/photo/child-in-brown-jacket-and-orange-beanie-sitting-on-snow-covered-ground-6615847/
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